Una reciente investigación avanza en la comprensión científica sobre el funcionamiento del circuito intestinal y su conexión con el cerebro, y concluye que las señales intestino cerebrales son una poderosa influencia para las emociones, el estado de ánimo y las decisiones.
Los investigadores indican que el intestino y el cerebro están constantemente en comunicación a través del nervio vago. Se trata de una red bidireccional en expansión que conecta el cerebro con el tracto gastrointestinal, el cual tiene una superficie 100 veces mayor que la extensión de piel externa, una gran cantidad de “sensores” y envía más señales al cerebro que cualquier otro sistema orgánico del cuerpo.
El nervio vago se conoce como el “nervio errante”, ya que se desplaza por todo el tórax y el abdomen, monitorizando y controlando la digestión, la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la función inmune y los niveles hormonales.
Funciona como un circuito bidireccional que transmite mensajes descendentes del cerebro al cuerpo, así como mensajes de abajo hacia arriba, las popularmente llamadas sensaciones viscerales.
Esas señales intestino-cerebrales son una poderosa influencia sobre las emociones y el comportamiento, especialmente en respuesta a estímulos y eventos preocupantes o amenazantes.
La evidencia científica sugiere que una dieta deficiente puede hacer que esas señales protectoras y de precaución tengan un funcionamiento errático, lo que conlleva a experimentar estados de ánimo y comportamientos alterados.
Al respecto, la Dra. Linda Rinaman, neurocientífica de la Universidad Estatal de Florida y coautora del estudio, explica: “Una dieta alta en grasas puede promover una respuesta inflamatoria de bajo grado en el tracto gastrointestinal, cambiando las señales vagales y posiblemente exacerbando los síntomas de ansiedad, depresión u otros estados mentales perturbados.”
Los investigadores sugieren que el microbioma intestinal, es decir, los tipos de bacterias dentro del intestino, están directamente relacionados con la dieta, y esas bacterias pueden afectar el estado emocional y cognitivo.
El Dr. James Maniscalco, coautor de la investigación, indica: “La evidencia muestra que la modificación de la dieta, tal vez mediante el consumo de probióticos, puede afectar el estado de ánimo y comportamiento. Eso ha quedado muy claro en estudios realizados en animales y humanos. ¿Pero cómo funciona eso? ¿Esta involucrado el microbioma intestinal? Y en ese caso, ¿cómo esas bacterias envían señales al cerebro a través del nervio vago? Esa área de investigación se ha disparado en los últimos años y, actualmente, hay más preguntas que respuestas.”
Tampoco está claro por qué un tratamiento que utiliza la estimulación eléctrica del nervio vago ayuda a aliviar la depresión clínica. El procedimiento aprobado para pacientes que no responden bien a medicamentos recetados u otras terapias, la estimulación del nervio vago cambia las señales recibidas por el cerebro y puede tener un impacto positivo.
Los científicos no entienden cómo o por qué funciona, pero su efectividad genera más motivación para los investigadores.
El hecho de que los intestinos tengan una influencia en las emociones y la toma de decisiones, saber exactamente dónde se detiene el efecto intestinal y cuándo comienzan los procesos cognitivos es un conocimiento importante para los científicos.
Referencia: Vagal Interoceptive Modulation of Motivated Behavior. Physiology, 2018. https://doi.org/10.1152/physiol.00036.2017