Sin esperar a agotar los plazos legales, el juez Sérgio Moro, ha dictado esta noche el inmediato ingreso en prisión del expresidente de Brasil. No habían pasado ni 24 horas desde que el Supremo Tribunal Federal (STF) decidiese, en la madrugada de este miércoles, denegar el último recurso de Lula, condenado a 12 años por corrupción, cuando Moro dictó un auto fulminante para decretar su encarcelamiento. El juez concede a Lula, «por la dignidad del cargo que ocupó» la oportunidad de entregarse él mismo a la justicia antes de las cinco de la tarde de este viernes, informa El País de Madrid.
Moro es el mismo juez que investigó a Lula y le condenó en primera instancia, una sentencia que fue ratificada el pasado enero y que ha desembocado en su próximo ingreso en prisión. La decisión de Moro sorprendió a Lula reunido en la sede del instituto que lleva su nombre, en São Paulo. Poco después de conocer la noticia, abandonó el edificio. El líder del Partido de los Trabajadores (PT) podrá entregarse de forma voluntaria antes de las cinco de la tarde al juzgado de Moro, en la ciudad de Curitiba. Quedará provisionalmente detenido en la sede de la Superintencia de la Policía Federal, -publica El Pais- en una especie de sala reservada, «separado del resto de los presos», resalta el en su auto el juez, quien también advierte que «queda absolutamente vedado el uso de esposas». El destino final es la cárcel de Curitiba, donde encontrará otros políticos presos como el expresidente de la Cámara de Diputados -y cerebro gris del impeachment contra la sucesora de Lula, Dilma Rousseff- Eduardo Cunha. Y también otra presencia que le puede resultar muy incómoda: el que fuera su ministro de Hacienda Antonio Palocci, un antiguo amigo que acabó prestándose a colaborar con Moro y lanzar acusaciones contra el expresidente.