El director general de Servicios Agrícolas del ministerio, Federico Montes, y el presidente del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria, José Luis Repetto, repasaron las medidas implementadas desde 2010 para prevenir el ingreso de la enfermedad Huanglongbing (HLB), que afecta gravemente a las plantas, en particular a la producción citrícola, sin que tenga consecuencia en los humanos.
Los funcionarios explicaron que el factor humano ha sido decisivo en la diseminación del patógeno de la enfermedad, originaria de Asia, cuyos síntomas externos son la deformación y reducción del tamaño de los frutos, presencia de manchas verde claro y mayor espesor en la cáscara, aumento de acidez y disminución de jugo, así como engrosamiento y aclaración de nervaduras y defoliación.
La HLB se ha extendido por Estados Unidos y Brasil debido a las personas que movilizan material vegetal contaminado, como plantas, yemas, hojas y otras partes, aunque también puede propagarse mediante injerto de material contaminado. En la naturaleza, la transmisión se produce por los insectos vectores de forma persistente.
Las medidas se enmarcan en las acciones llevadas a cabo en diversas instancias ministeriales, como el Programa Nacional de Vigilancia Especifica para Diaphorina, el Plan de Contingencia, el Programa de Saneamiento de Material de Propagación de Cítricos y el Programa de Producción y el de Certificación de Materiales de Propagación de Cítricos.
“En la actualidad, hay focos en la provincia argentina de Entre Ríos, a 16 kilómetros de la frontera con Uruguay”, informó Montes. Para eso se reforzó el monitoreo estratégico en la zona de mayor producción citrícola, comprendida en Salto, Paysandú y Río Negro, puesto que, de las 16.000 hectáreas plantadas, el 85 % se encuentra en esos departamentos.
Hay 1,5 millones de plantas certificadas desde 2014, que están bajo malla, de forma que no ingrese el vector de la enfermedad en 29 viveros del país.
“Uruguay hizo un desarrollo tecnológico, de difusión, capacitación y sistemas de manejo preventivo como para disminuir el riesgo de la enfermedad, y así, si ingresa al país, que tenga un bajo impacto”, indicó.
Por eso, este país “está en excelentes condiciones de combatir este problema, pues tenemos el concepto de una agricultura exportadora, lo que hace al cuidado de plantaciones, que tienen una trazabilidad desde el campo, la semilla, hasta el consumidor, lo cual hace que tengamos ajustada la situación fitosanitaria predio por predio”, argumentó.
“El mayor riesgo que tenemos es el propio factor humano, porque son los que trasladan los materiales vegetales, ante lo cual exhortamos a tener cuidado con lo que se ingresa al país”, detalló Montes.