La clave de las fiestas privadas pasa por las redes sociales que se convierten en los medios de difusión de estas convocatorias. Un mensaje se puede viralizar en pocos minutos, según estimaciones estos eventos pueden atraer tanta o más gente como puede llevar un pub.
Al amanecer se ven los resultados y se puede evaluar «el éxito» de estas fiestas sin control alguno, con todo lo que queda en la calle de cercanías, en donde realizaron el encuentro. Este viernes hubo una, en Tránsito Pesado y Ruta 21 y el sábado vecinos del lugar nos contaban «vean aquí se puede ver hay envases de cerveza, vino, sidra, medio y medio, incluso se olvidaron de dos cascos.
Las fiestas privadas no es un invento carmelitano, es un fenómeno que surgió hace ya mas de una década, en Uruguay, también en la Argentina que preocupa a las autoridades por la falta de legislación en algunos aspectos. En Carmelo es de reciente aparición y ya se han organizado varias con problemas serios, el último derivó en una denuncia penal que se viene tramitando en la Sede Judicial. En Facebook, Instagram y a través de WhatsApp son jóvenes quienes organizan estas fiestas.
Consultas realizadas en el INAU dan cuenta que ellos tienen autorización para controlar fiestas en salas o salones públicos, pero no en casas de familias.
La Intendencia de Maldonado diseñó una reglamentación para poner coto a las “fiestas privadas”, la nueva normativa define como fiesta privada “a la que se desarrolle en locales, chacras, predios rurales o casa-habitación que albergue a más de 50 personas, ya sea en forma gratuita u onerosa y se efectúe de manera aislada o habitual”, explica una nota de Correo de Punta del Este.