Los guardianes de la información pública

Por Elio García

Para presentar un tema hay diversos caminos. Aquel de encender el grabador y dejar que el otro hable sin preguntar. El de preguntar sin conocer. Y el camino de profundizar y abordar cualquier asunto público con datos fidedignos. No con bolazos o segundas intenciones.

En ese proceso buscamos la información  para no comenzar a escribir desde cero. No voy a explicar el sistema democrático y republicano que existe en nuestro país. Tampoco debería poner el acento en que todos somos iguales ante la Ley y que el tratamiento igualitario a todos los medios de prensa no está en discusión.

Si a mi no me van a dar información, me piden que presente las preguntas por escrito y luego que formalice un trámite administrativo, donde seguramente hay que pagar un timbre o una tasa ¿de qué democracia estamos hablando? ¿Qué objetivo pretenden?

Si le vamos a negar información a un periodista debemos justificar tamaña actitud. Si cuando escribimos notas las autoridades nos responden desde otros medios de comunicación, algo esta sucediendo en la calidad democrática que vivimos en nuestra sociedad. Algunos le pueden llamar incluso autoritarismo, prepotencia, ninguneo o sencillamente falta de preparación para el cargo que ocupan. Ustedes elijan en donde colocar estas actitudes que señalo.

Hago mi trabajo con el único objetivo de conocer la verdad. Me interesa no quedarme solamente con lo que me quieren contar, sino con los hechos y la consecuencia de los mismos. Intento involucrarme en los temas, comprender las acciones y situaciones, ir más allá de sostener un grabador y escuchar lo que me quieren decir.

Repregunto, busco otras voces, y no hago nada destacable, es lo básico en mi trabajo y es la única forma que existe para hacer periodismo: buscar la información y tener la certeza y el respaldo de aquello que publicamos sea veraz.

A veces terminamos en un juzgado o en una lista que circula por todo el mundo y muestra la realidad en que trabajamos  -muchas veces- los periodistas en el Uruguay.

Si algo tengo para señalar y criticar es ese talante que tienen algunos representantes  en sentirse dueños de la información pública. En actuar con una modalidad de obstaculizar el libre flujo de la comunicación. Y eso es muy grave.

Que me pidan las preguntas por escrito. Que me soliciten luego presentarla mediante un pedido de informe y que me respondan sin tener la valentía y dignidad en enfrentar las preguntas de un simple periodista, no solo es pobre y triste, sino que además no es justo.

Disciplina y castigo

Hay un intento en castigar y disciplinar al medio de comunicación. De manera directa o indirecta nos ponen piedras en el camino, tal vez porque consideran que las informaciones vertidas por el medio los puede perjudicar.

Actúan como filtro, interponiendo dificultades, en nuestro caso solicitando las preguntas por escrito previo a la entrevista, para luego de leerlas descartar esa posibilidad e institucionalizar la solicitud mediante la acción corporativa.

La utilización de estos filtros es casi invisible y tiene como objetivo limitar las noticias que vengan fuera del control del gobierno local. Al no contar con la información oficial partimos en una desventaja que activan luego respuestas desde esos lugares de poder intentando socavar la credibilidad del medio.

La información y la realidad se difuman, sin tener la posibilidad de respuestas críticas a las gestiones. Ese es el modelo de un manejo de información cerrado al público y no es un invento carmelitano, existe y existió en todo el mundo. Es objeto de estudio y hay mucha literatura al respecto.

Sin estar escrito se clasifica a los periodistas en amigables o peligrosos. Se les concede entrevista o se les niega. Se les pasa información en formato de «primicia» a los medios «amigables»  para castigar desde la impronta de la rapidez informativa ante las audiencias a los medios independientes y/o críticos.

Los cincuentones recordarán aquello de ciudadanos A, B y C; bueno esto que pasa en Carmelo es bastante parecido.

 

 

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