Nizhny Novgorod (Rusia) (EFE).- El partido entre Uruguay y Egipto del próximo viernes tiene un nombre propio por la incertidumbre generada sobre su presencia. Mohamed Salah apura su recuperación y parece que otros jugadores han pasado desapercibidos en el envite entre charrúas y norteafricanos.
La gran temporada que ha completado Salah en el Liverpool no ha pasado desapercibida. El planeta fútbol se relamía con un estreno a todo trapo del egipcio en una cita mundialista. Sin embargo, una lesión en un hombro durante la final de la Liga de Campeones generó dudas sobre su aparición en el primer encuentro de la primera fase.
Desde que salió en camilla del terreno de juego del Estadio Olímpico de Kiev, todo el mundo se hace la misma pregunta: ¿estará Salah en Ekaterimburgo el 15 de junio? Es una de las incógnitas de los primeros días del Mundial junto a la continuidad de Cristiano Ronaldo en el Real Madrid o la posible marcha de Griezmann del Atlético.
Pero en Uruguay, desde su campamento base en Nizhny Novgorod, están pendientes de otras historias. Primero, de ellos mismos y de la situación de sus tres jugadores tocados físicamente (Giorgian de Arrascaeta, Nahitan Nandez y Guillermo Varela) y, segundo, de hacer que su rival tome nota del poder de su poderío.
El ambiente, de momento, es inmejorable en la concentración uruguaya. Todo son buenas caras y este martes las risas aparecieron en la sala de prensa. De Arrascaeta y Nandez no pudieron aguantarse y soltaron varias carcajadas cuando el sonido falló, cuando un técnico pasó por delante de las cámaras y cuando finalmente un periodista se tropezó con unas sillas y acabó en el suelo.
Pero en ese intervalo de sucesos «paranormales», De Arrascaeta tuvo unos instantes para lanzar su mensaje. Ojo con Uruguay, que no es una selección cualquiera. Y, arriba, con Luis Suárez y Edinson, el conjunto charrúa tiene a un par de jugadores con una denominación especial para el centrocampista del Cruzeiro.
«Se ha formado un plantel con un recambio de jugadores que venimos para sumar. Además, tenemos muchos jugadores de elite, con mucha experiencia… Arriba, tenemos dos bestias y si la pelota les llega a ellos, es todo más fácil», dijo De Arrascaeta.
Salah todavía es duda. Hasta el último instante no se sabrá si podrá debutar con Egipto. Pero eso no parece importar a Uruguay. En la delantera tiene a dos jugadores igual o más peligrosos que el futbolista del Liverpool.
Sus números, intimidan. Luis Suárez, en el Barcelona, ha disputado 51 partidos oficiales esta temporada. En ellos, ha sumado 31 goles. Mientras, Cavani, en el París Saint-Germain, alcanzó los 40 tantos en 48 encuentros. Salah hizo 44 dianas en 52 choques e individualmente supera a los dos uruguayos en el uno contra uno.
Pero Cavani y Suárez, con números que se acercan a los de Salah, suman dos y se duplica el peligro. Eso, lo saben los hombres de Óscar Washington Tabárez, que seguramente respirarán más tranquilos si «el faraón» finalmente no se recupera y no juega. Pero, con Salah en el campo, como afirmó De Arrascaeta, Uruguay tiene «dos bestias» implacables. Egipto, tiembla.
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