Por Elio García
Lo que vemos todos los días muchas veces se vuelve invisible. Fueron unos amigos de la capital que en una oportunidad de visitarnos me hicieron una interesante pero inquietante observación: en Carmelo la gente camina por la calle.
Es que prácticamente en la totalidad de los barrios carmelitanos no existen veredas. En uno de los paseos más concurridos, «la vueltita a la playa», en la zona del ancla, a nadie se le ocurrió realizar veredas. Los transeúntes allí conviven entre autos, motos y bicicletas cada vez que salen a caminar o correr.
Por eso el proyecto de Avenida Rodó, a pesar de algunos errores groseros, es -sin embargo- revolucionario en el sentido que prioriza algo que la gente no está acostumbrada: jerarquiza a los peatones.
Es un buen comienzo por la comodidad para los peatones y por el desafío en resolver una situación inconclusa que se termina en Bicentenario. Para los ciclistas, los ingenieros urbanos que construyeron Avenida Rodó resolvieron la bici senda derivándola a Bicentenario ¿pero y los peatones qué?
La ciudad pide a gritos caminarla. Somos esclavos de la movilidad vehicular y no peatonal. Tenemos un entramado en el casco urbano de veredas angostas que no permiten una buena caminata.
Para salir a caminar, correr, necesitamos la decisión cívica de crear nuevos espacios en lugares difíciles de reconvertir, necesitamos gobernantes valientes y asesores urbanos creativos.
Para vivir la ciudad se necesita fundamentalmente caminarla, mejora la calidad de vida de la gente e incluso el contacto entre vecinos.
Las pocas voces de cambios urbanos en la ciudad siempre abordan la realidad de quienes tienen vehículos, está el proyecto de la Terminal de Ómnibus, por citar un ejemplo. Pero nadie habla de la gente de apie.
La peatonal
19 de Abril tiene esa posibilidad, de ensanchar alguna de sus veredas y darle posibilidad a quienes la caminan, podría ser una posibilidad concreta y no muy cara en términos de inversión pública. Sobran los ejemplos de peatonales y semi peatonales en zonas céntricas.
En Carmelo todo es cercano, ¿por qué nos cuesta tanto elaborar programas dirigidos a los peatones?, ¿por qué no imaginarlo?
Los vecinos pasan de tener aceras estrechas y altos niveles de contaminación, tanto acústica como atmosférica, a tener una calle en calma por la cual poder pasear sin empujones y apretones. La peatonalización convierte a la zona en un punto de atracción y las empresas tienden a instalarse en la zona a fin de captar clientes, lo que genera dinamismo comercial.
Ampliar el espacio de veredas en un tramo de 19 de Abril, e incorporarle sitios para el descanso, le daría equilibrio a peatones y conductores.
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