Con las distintas modalidades existentes, los comedores del 98 % de las escuelas de Uruguay brindan cada día desayuno, almuerzo o merienda a más de 250.000 niños, según las horas que permanecen en los centros de educación de Primaria. Un equipo de nutricionistas elabora un plan balanceado y capacita a los auxiliares de servicio en la selección, preparación y manipulación de los alimentos.
El Programa de Alimentación Escolar del Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) abarca al 98 % de las escuelas de Uruguay, con más de 276.000 porciones diarias de desayuno, almuerzo y merienda, las que se definen según el tipo de escuela. Así, las de tiempo completo y extendido ofrecen las tres comidas, mientras que las de medio turno brindan desayuno o merienda, además del almuerzo. En definitiva, más de 250.000 niños se alimentan en su centro educativo, para lo cual se invierte unos 300.000 dólares por día, que se financian a través del impuesto de Primaria.
Existen distintos mecanismos para que las escuelas accedan a los alimentos, pero el más utilizado en todo el país es el tradicional, que se lleva a cabo desde hace 90 años a través del programa de alimentación en escuelas. Las comidas se elaboran en los mismos centros y el procedimiento es gestionado por los equipos de dirección con auxiliares de servicio contratados por Primaria. Existe una modalidad tercerizada, a la cual se recurre en algunas zonas de Montevideo, Canelones y Maldonado. Esto representa solo el 12 % del total, equivalente a 33.000 comidas diarias.
El asesoramiento a los equipos de cocina está a cargo de un grupo de nutricionistas de Primaria, quienes planifican el menú según la estación y la disponibilidad económica de los rubros que la escuela recibe por niño.
“Son menús balanceados, integrales, pensados para un niño en crecimiento en edad escolar, que cumplen con todos los requerimientos e intentan promocionar una alimentación saludable, basada en escaso contenido de sal, sin fritos ni grasas”, explicó la responsable del programa, Graciela Moizo.
Los nutricionistas también apoyan al equipo de cocina en la elaboración de alimentos específicos para aquellas personas que, mediante certificado médico, demuestran padecer alguna patología, como es el caso de la enfermedad celíaca, la intolerancia a la lactosa o alergias. Ese asesoramiento incluye qué productos utilizar y cómo manipularlos.
Cuando la condición que interfiere en los menús es de carácter filosófico, como entre quienes son vegetarianos, Enseñanza Primaria recomienda a los padres que envíen a sus hijos a un centro de tiempo simple para que almuercen en su casa o los habilitan a que vayan a comer a su casa y regresen al centro educativo. Si esto no ocurre, muchas veces por un tema de distancias, se le brinda al niño el alimento adecuado. En esos casos, los padres deben responsabilizarse por la ausencia de un componente importante en la nutrición del niño y se acuerda que la proteína faltante se supla con una merienda que pueden traer de su casa.
El tema de la salud y la alimentación se incluye en los programas educativos como eje transversal, desde la enseñanza inicial hasta 6.° año, y más en los centros que cuentan con comedores, ya que se considera que el momento de la ingesta es una instancia educativa, de socialización y aprendizaje. Es considerado, además, un estímulo al paladar que permite habituar a los alumnos a comer frutas y verduras para mejorar los hábitos que traen de la casa.
Moizo aseguró que Uruguay es pionero en promover una alimentación saludable en una etapa importante como es la niñez y destacó el aporte que suponen en todo esto las guías alimentarias elaboradas por el Ministerio de Salud Pública (MSP).
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