Por Elio García
En la última sesión del Municipio en más de una instancia de votación algunos concejales jugaron a broma y se reían sobre la posibilidad en tener que excusarse de votar por contar con familiares en los asuntos tratados
No tenga dudas no se reían de la confirmación que realizó esta semana la propia Alcalde Alicia Espíndola de la abstención en la votación de la Concejal del Frente Amplio Rachell Basterreix en el ya escandaloso manejo de los dineros públicos de la Plaza Colibrí.
En esas burlas se percibe la impunidad. Se creen intocables. En vez de mostrar preocupación y rigor a la hora de aclarar, la juegan a risa.
Queda un año para que la sociedad carmelitana reflexione si nos merecemos esta forma de gobernar los dineros públicos donde el gasto de $961.881 es un dato más.
Quienes se ríen y juegan a broma deberían responder por qué no se excusó una concejal que siendo Coordinadora de la realización del proyecto, tenía a un pariente cercano como proveedor, y allí no se apartó, sino que lo controló en sus gastos. No tenía la obligación en hacerlo pero existe una sensibilidad ética también en la política, no solamente en las bellas artes.
Quienes en la última sesión sonreían irónicamente deberían explicar a la ciudadanía por qué aparece una factura con el mismo número y la misma empresa proveedora en 2016 y 2017. ¿Dónde está el muro que construyeron?, porque lo que se ve son dos hileras de bloques.
La transparencia y la participación son dos herramientas que el Gobierno Nacional junto al Departamental promueven y colaboran con los municipios. Con eso no se juega y menos se burla.
Sin embargo se ríen de nosotros. De usted vecina, vecino. Saben que nadie va mover un dedo para aclarar nada y poner en un sitio a tanta improvisación y dudas.
Porque todo esto que genera dudas, no debería causar risa en nuestros representantes, sino preocupación, aclaración y seriedad.
A veces la gente se ríe cuando no sabe qué hacer.