Este sábado una nota del diario La Nación de la Argentina sobre los viajes que Clarens y Muñoz realizaron a Uruguay, en la causa de la Ruta del Dinero «K», da cuenta de la utilización de aviones y helicópteros que éstos usaron entre 2008 y 2012, donde fue el período que ambos movieron decenas de millones de dólares en sobornos y aportes de campaña según lo admitió el propio Clarens.
Pero también del matutino porteño surge una información que de confirmarse podría traer severas consecuencias a quienes realizaban los controles en aquellos años en nuestra ciudad y obviamente a las autoridades de turno, La Nación informa que «Clarens también apeló en ocasiones a la vía marítima, con destino a Carmelo, donde siempre esperaba el saludo cordial de las autoridades de teórico contralor con una generosa caja de botellas de champagne, según recuerdan testigos directos de estos arribos a LA NACION«.
El Código de Conducta de la Dirección Nacional de Aduanas indica en su artículo 5 que «los funcionarios de la Dirección Nacional de Aduanas, en el ejercicio de sus funciones no podrán » aceptar ni recibir cualquier regalo o beneficio, para sí o un tercero, derivado del ejercicio de sus funciones excepto los permitidos por la normativa vigente», a su vez tendrán que «abstenerse de otorgar un trato preferencial a cualquier individuo u organización.»
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