La evacuación de efluentes domésticos puede efectuarse mediante el sistema de saneamiento urbano o soluciones individuales como pozo negro o fosa séptica.
Más del 90% de los hogares en Uruguay utilizan una de estas vías. Ello es condición necesaria pero no suficiente para que la situación sea buena desde el punto de vista ambiental, y hasta en algunos casos sanitario.
De acuerdo con la información del Anuario Estadístico 2014 del INE, aproximadamente las dos terceras partes de los hogares uruguayos acceden a servicio de saneamiento. El número fluctúa con el correr de los años, pero considerando los extremos analizados, 2004 y 2013, se mantiene prácticamente invariado (67,4% y 66,9%, respectivamente).
No obstante, hay dos problemas asociados a este indicador. El primero es que las soluciones individuales muchas veces no son adecuadas desde el punto de vista ambiental o sanitario. Los pozos negros pueden no tener fondo, pueden estar quebrados y ya no ser estancos, pueden tener robadores en superficie hacia la cuneta para evitar desbordes, etc.
Aunque la DINAGUA está haciendo un esfuerzo por aclarar la situación, no hay datos oficiales sobre esta realidad. El segundo es que los sistemas de saneamiento urbano no siempre tienen aparejado un sistema de tratamiento de efluentes.
En el informe Reporte Uruguay 2015 realizado por la OPP aparece Carmelo, señalando que «en los últimos años se han construido varias plantas de tratamiento de efluentes domésticos con diferentes etapas en cada caso, pero ciudades como Salto, Paysandú, Mercedes, Dolores, Colonia y Carmelo, por ejemplo (que suman 283.878 habitantes), no cuentan con plantas de tratamiento de efluentes urbanos y vierten las aguas crudas río abajo (OSE, 2015).»