Nada que decir

Bombero apagando el fuego de neumáticos sobre el Puente Giratorio.

Por Elio García /

Los hechos de ayer tienen diversas lecturas. Pero desde cualquier lugar que sean analizados deben concluir sensatamente en razonar que ese no es el camino.

Me gusta el periodismo de trincheras. Ese que para escribir sobre algo uno tenga que sentir todas esas cosas que producen un hecho que se convierte en noticia. Para vivirlo hay que ir y poner la cara. Estar a pesar de la violencia, la inseguridad, la lluvia de piedras, la de sentirte muchas veces indefenso. Percibir la inseguridad no desde el escritorio sino desde la respiración y el sudor en el propio lugar de los hechos. Yo lo hice como periodista. Estuve todo el tiempo allí como otros colegas.

Niñas y Niños

Entonces, ayer descubrí que estamos en problemas. Que hay matices. Gente que estuvo cuando las papas queman y otras que ni siquiera aparecieron. Por ejemplo la ausencia del INAU, no estaban, no concurrieron, faltaron a su responsabilidad. Y deberían tener algo que decirnos. Las imágenes demuestran claramente lo que allí sucedió. Había -como hoy se estila técnicamente nombrar – niñas y niños por todos lados. Adolescentes bebiendo alcohol y provocando con cánticos a la fuerza pública.

Ayer no sólo faltó  el sentido común. Faltaron los políticos. No estaban cuando -por ejemplo- el Comisario Mauricio Duarte, solo, enfrentó con la única arma de la palabra a un grupo de violentos. No estaban los gobernantes, pero sí el Fiscal de Carmelo Dr. Carlos Chargonia quien también en soledad intentó destrabar el conflicto sin llegar a mayores. Me dirán que no es obligación de sus funciones estar allí. Es probable, pero cómo se notó la ausencia de todos los partidos políticos.

Todos los fuegos el fuego

Cuando ardía el puente, estaba la policía dando la cara. Pocos. En el primer frente. Allí,  recibiendo insultos y luego piedras, botellazos y vaya saber que objetos más.

Vinieron después otras autoridades policiales, hubo mucha gente desde el anonimato que intentaba canalizar las buenas costumbres. No se pudo.

Algunos intentan darle un sentido «político» a los hechos de ayer. Todo acto humano es político. Pero lo que sucedió ayer es un quiebre desde el punto de vista de la convivencia ciudadana.

Fue un día triste. Perdimos todos. Nos dimos cuenta que no tenemos nada pero peor aún no entendimos nada.

Que solo unos pocos le hacen frente al temporal. Los mismos que después son insultados o su trabajo menospreciado.

Una sociedad sin liderazgos

Ayer sentí vergüenza y lo se, sentimos todos vergüenza e impotencia.  Descubrí que no hay líderes locales. No los tenemos.

Esos tipos de antes que estaban en todos los partidos políticos y movimientos sociales. Esos que lograban revertir con su sola presencia una revuelta. Desde la luz de la figura moral que se habían ganado por la confianza de su pueblo,  frente a la multitud presente que los escuchaba con respeto y admiración.

Hace falta esa gente. Hace falta compromiso. Hace falta educación. Hace falta gente que diga las cosas que hay que decir sin temores, ni engaños, ni intereses.

Durante cuatro horas y media un grupo minoritario cortó una ruta nacional, quemó neumáticos en el ícono mayor que tiene Carmelo, su puente, que parecía incendiado. Saltaron arriba desaforadamente mientras la estructura se balanceaba.

Ahora actuará la Justicia y este episodio nos deberá servir para mirarnos y cambiar la forma de convivir sin violencia.

Lo que no tiene nombre, es que ayer, los que tenían que hablar se quedaron en silencio. Los que apagaron el incendio fueron los bomberos.

https://www.youtube.com/watch?v=76iJgelRqEo

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