En Uruguay 12.684 personas tienen diagnosticado VIH y el 60 % recibe tratamiento antirretroviral (6.954). De ellas, el 80 % (5.673) tiene el virus indetectable en sangre y ya no contagia. El diagnóstico precoz y el acceso a medicación permitieron mejorar la calidad de vida de estas personas y pasar de más de 200 fallecimientos al año, a 160. Además, Uruguay alcanzó una vez más su meta de eliminación de transmisión vertical.
“Desde el momento que sabemos que la infección por VIH es una enfermedad que es absolutamente controlable con tratamiento, se apuesta a que todas las personas sean diagnosticadas en forma temprana”, indicó la responsable del área programática ITS VIH – Sida del Ministerio de Salud Pública (MSP), Susana Cabrera, quien informó que 12.684 personas recibieron el diagnóstico en el país (cifras 2017). Se estima que 2.500 más poseen la enfermedad y no lo saben.
En el marco del Día Internacional del VIH/Sida, que se conmemora cada 1° de diciembre, la experta habló hoy sábado para el portal de Presidencia de la República, con el fin de convocar a los ciudadanos a realizarse el test cualquier día del año, dado que es accesible en todos los prestadores de salud. Las edades en las que más se diagnostica la enfermedad son entre los 25 y los 44 años.
Cabrera insistió en la importancia de, una vez diagnosticados, comenzar de inmediato el tratamiento. “El VIH es una enfermedad crónica si se trata, es decir que la persona vivirá sin síntomas ni enfermedades oportunistas (como el Sida) y tendrán una expectativa de vida igual a quienes no padecen la patología, siempre que cumpla con el tratamiento”, puntualizó. Actualmente el 60 % de quienes tienen VIH reciben antirretrovirales (6.954 personas).
Las autoridades quieren elevar esta cifra y para ello trabajan en mejorar la estrategia de vinculación de las instituciones con el usuario, es decir que, una vez diagnosticada, el usuario concrete el tratamiento y si no lo hace sea la institución la que se acerque. Las causas por las que no reciben la medicación obedecen al estigma y la discriminación que pueden sentir o a la necesidad de ocultárselo a sus seres queridos, pero no por falta de acceso.
“La medicación en Uruguay está y este año se incorporaron nuevos fármacos, que son bien tolerados y de sencillo suministro”, indicó Cabrera quien informó que el ministerio actualiza sus pautas de tratamiento de forma periódica siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Recientemente sugirió la inclusión de un nuevo fármaco que implicó negociaciones en torno a precios hasta que finalmente se incorporó al Formulario Terapéutico de Medicamentos y está disponible.
Una vez que la persona está bajo tratamiento, lo que se procura es que alcance una carga viral indetectable, es decir que la cantidad de virus que circula en la sangre sea tan mínima que no se percibe en el examen. El virus “se esconde” en algunas células pero no se multiplica, y por ende la persona no transmite la infección. Actualmente el 80 % de quienes están en tratamiento, 5.673 personas, tiene el virus indetectable. De todas formas, insistió en la importancia del uso del preservativo para prevenir otras enfermedades de transmisión sexual como sífilis, gonorrea y hepatitis.
En este contexto, Cabrera confirmó que Uruguay mantiene, por tercer año consecutivo, su meta de eliminación de la transmisión vertical, la que debe permanecer por debajo del 2 %. Para que esto continúe así la mujer debe estar diagnosticada previamente o se diagnostica en forma temprana en el embarazo, tomar el tratamiento, suspender lactancia y dar medicamentos al niño para prevención. Incluso sostuvo que en caso de planificar un embarazo, es fundamental que la pareja se realice el test.
En cuanto a la mortalidad por la enfermedad, la experta informó que después de varios años en los que se estuvo en una meseta, se logró reducir la cantidad de fallecimientos. En 2017 murieron 160 personas por Sida, mientras que en años anteriores la cifra superaba los 200 decesos. De todas formas Cabrera recordó que la mortalidad es la consecuencia de un diagnóstico y tratamiento tardío. “Nadie debería morir por Sida porque en Uruguay hay acceso a los medicamentos hace muchísimos años”, concluyó.
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