El expresidente Julio María Sanguinetti (1985-1990 y 1995-2000) dijo este miércoles a Efe que Uruguay rompe con su posición tradicional de defensor de la democracia al «no hablar claro» sobre la crisis en Venezuela y auguró una nueva etapa prometedora para el país bajo la presidencia de Juan Guaidó.
«El Uruguay ha firmado los compromisos democráticos en el sistema interamericano y en el Mercosur, no es neutral en la defensa de la democracia, no lo ha sido nunca y no hablar claro en este tema no es mantener una posición tradicional del país sino lo contrario», afirmó el exmandatario sobre la decisión del Gobierno de Tabaré Vázquez de no condenar a lo que considera una «dictadura».
Después de que el líder del Parlamento de Venezuela, Juan Guaidó, anunciara que se adjudicaba las competencias del Ejecutivo en el marco de lo que llamó la lucha en contra de la «usurpación» de la Presidencia por parte de Nicolás Maduro, la cancillería uruguaya emitió un comunicado conjunto con México en el que evitó manifestar su apoyo a cualquiera de las partes.
Mientras que Uruguay urgió por una solución pacífica e hizo «un llamado a todas las partes involucradas, tanto al interior del país como al exterior, para reducir las tensiones» y evitar «agravar la situación», sin defender a Maduro o reconocer a Guaidó, a diferencia de la mayoría de los países latinoamericanos.
En ese sentido, Sanguinetti sostuvo que «todos están de acuerdo con el diálogo», pero que este método «solo tiene sentido en la medida en que se esté dispuesto a hacer concesiones a la democracia», si no este «termina siendo simplemente un elemento decorativo para que la dictadura ofrezca una fachada».
Según el exmandatario el Gobierno de Nicolás Maduro contiene «todos los ingredientes de una dictadura».
«Más allá de la dictadura, prácticamente es totalitarismo. No hay respeto al voto popular, no hay respeto a la asamblea, no hay respeto al poder judicial, no hay respeto a la prensa, no hay libertades públicas», resaltó el integrante del opositor Partido Colorado.
Es por ello que cree que la situación de Venezuela «ha entrado en una etapa nueva» y, «si se quiere, sorprendente, pero prometedora» con la presidencia interina de Guaidó, en la medida en que la Asamblea Nacional recobra el protagonismo.
«La oposición desgraciadamente se había diluido demasiado con sus divisiones, su dificultad de poder trazar una estrategia conducente frente al poder y hoy se ha reagrupado en torno al presidente de la Asamblea y eso es auspicioso», acotó.
Destacó también la «fuerte presión internacional» en favor del reconocimiento de esta situación y aunque considera que «nadie puede prever el futuro» piensa que las mediaciones solo tienen sentido si el Gobierno está dispuesto, en algún momento, a convocar una elección libre.
La Organización de Estados Americanos (OEA), encabezada por el excanciller uruguayo Luis Almagro, y de manera individual los Gobiernos de Argentina, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, Estados Unidos, Honduras, Guatemala, Panama, Paraguay y Perú expresaron su respaldo al opositor venezolano, mientras que Bolivia, Cuba y México han mostrado su apoyo a Maduro.
«Yo creo que lo sensato es hacer una acción internacional fuerte, importante, del mundo democrático y una presión económica también sobre el régimen que le obligue de algún modo a tener que pactar. Es un camino difícil, penoso, pero no veo otro para poder ablandar esa resistencia insensata del Gobierno de Maduro», concluyó.
El gobernante chavista se impuso con holgura en los comicios presidenciales de mayo pasado, unas elecciones en las que no participó la mayoría de la oposición, que tachó las votaciones de fraudulentas.
Por esta razón, la OEA y la Unión Europea, así como varios Gobiernos de la región, ya habían declarado que no reconocían la legitimidad del segundo mandato de Maduro.
El mandatario Venezolano, en tanto, dijo este miércoles que los órganos de justicia del país deben «actuar apegados a la ley» luego de la autoproclamación de Guaidó. (EFE)