El director responsable de la murga uruguaya «Agarrate Catalina», Yamandú Cardozo, dijo a Efe que el objetivo de las satíricas letras de la agrupación no es provocar una risa «somnífera o amnésica», sino una carcajada equivalente a ponerle alcohol en una herida como se hacía en el viejo Oeste.
«Como en las películas de cowboys… sacan la bala y se queman como pueden y con la misma botella que empinan (se curan la herida)», relató el compositor desde el local del grupo en Montevideo, rodeado de vistosos trajes y tocados.
En este sentido, el que fundó esta popular murga con unos amigos hace 18 años, explicó que con el dolor la murga está obligada a «cocinar» risas y carcajadas para «traer esperanza».
«Funciona un poco así, la carcajada como alcohol en la herida, la burla, la ironía y el ejercicio de la caricatura», matizó con la voz ya un poco ronca, pues desde que dio el pistoletazo de salida el carnaval uruguayo el 24 de enero su grupo ha salido a cantar varias funciones todas las noches.
Para Cardozo los temas de la murga tienen un poder especial, pues no son cantadas desde el «Olimpo», como lo podría hacer cualquier artista reconocido, sino desde la realidad y desde las voces de la gente común.
«(El espectador) ve a sus iguales y se ve a sí mismo. Es parte fundamental del armado de la ejecución», detalló y explicó que esto, en parte, se da porque en este tipo de espectáculos la «materia prima» es la realidad del vecino.
«En este medio de comunicación barrial y brutal y directo, los que tienen la posibilidad de decir cualquier cosa son los que no han tenido la posibilidad de hacerlo nunca», añadió el líder de esta premiada agrupación que cuenta con más de una docena de discos.
Por esta razón, «Agarrate Catalina» busca que en su humor haya la menor «agresividad calculada, teledirigida e innecesaria».
No obstante, el cantautor dijo que eso no significa que en sus letras no haya «dureza», pues la gracia de una buena caricatura es deformar la realidad al resaltar las imperfecciones.
Asimismo, a su murga, compuesta por hombres y mujeres, le gusta hablar sobre temáticas universales del ser humano -el cual describió como «un bicho que es una porquería y una maravilla a la vez»-, pues se trata de un tema atemporal y universal.
«Lo que siempre intentamos es que nuestros espectáculos no estén apoyados solamente en la coyuntura inmediata, ligado a una noticia puntual con una cara muy específica que después, quizás, pasado el tiempo eso queda caduco», sostuvo.
«La Violencia», canción que cuenta con más de tres millones de reproducciones en YouTube, es un buen ejemplo de ello, pues el tema habla sobre la furia que se vive tanto en el deporte como en las cárceles o los barrios marginales.
Otra ventaja de cantar sobre temas universales es que son entendidos por un público más amplio, sobre todo en Latinoamérica, región, que según Cardozo, «ha sido históricamente recorrido casi que por una misma herida y, después, cicatriz».
«Por suerte (en América Latina) nos reímos de lo mismo, pero también lloramos por lo mismo, entonces esas fotos de dolores compartidos, contienen tanto a un venezolano o venezolana, a un mexicano, a una mexicana, a alguien de Argentina, de Brasil o de Ecuador, de Cuba o de Montevideo», recalcó.
Para la temporada de este carnaval, en la que realizarán 150 funciones en cuarenta días, «Agarrate Catalina» analizará «los comportamientos dogmáticos» de la sociedad en un espectáculo titulado «El club de las causas perdidas».
«Es el traslado de la lógica del hincha de cancha de fútbol, que piensan que todo lo que se haga del lugar de enfrente va a estar mal», comentó y añadió que desde ese punto de vista se tratarán temas que van desde el año electoral en Uruguay hasta la crisis de Venezuela.
Todo ello lo hacen con unos vistosos disfraces -que fácilmente los podrían haber sacado de una escena de «Alicia en el país de las maravillas»- de distintos colores, pues cada bando lleva un traje y tocado de un color.
«El vestuario te potencia», subrayó el artista y dijo que tiene que ser lo suficientemente chillones para que traspase el ruido de los autos, el de los niños corriendo entre las sillas de un teatro al aire libre y el humo de los chorizos que se venden durante la función.
Con respecto al origen de las murgas, Cardozo lo remonta a tres pilares: las chirigotas españolas, los ritmos de percusión del candombe afrouruguayo y el tango.
«Nosotros nos reconocemos como unos bisnietos ilegítimos de una compañía de zarzuela gaditana», relató el experto, que explicó que esta agrupación española tocó «a la gorra» en un carnaval de la capital al principio del 1900.
Aunque no fue hasta 1906 que apareció «La Gaditana», la primera murga «oficial», que se llamó así para rendir homenaje a los españoles que tocaron unos años antes.
Cardozo señaló que tras un siglo de separación la murga y la chirigota han tomado toques distintos, pero que cuando fue con su agrupación a tocar en Cádiz en el 2006 se encontró con un «hermano gemelo que no sabían que existía».
En lo referente a los ritmos de la murga, dijo que aunque uno de ellos está inspirado en la zarzuela española, el otro ritmo de base -«la candombeada»- tiene su origen en la sociedad afro del país suramericano.
Por último, subrayó que otro «elemento que se mete en el medio y que marca la murga desde su filo y su parada frente al mundo» es el tango, pues, en su opinión, ambos estilos comparten esa «foto irónica» de la sociedad, así como un «humor gris».
Sarah Yáñez-Richards (EFE)