Por Elio García
Llovió demasiado, tanto que colapsaron gran parte de los desagües en zonas incluso altas de la ciudad. A medida que pasa el tiempo ya no es un arma para interpretar la realidad y manejar, lo inusual de la cantidad de agua caída como una respuesta desde el gobierno local. Estos temporales vinieron para quedarse ya hace varios años.
Hay mucho para hacer y recorriendo los diversos barrios, en medio de la tormenta era unánime: la gente estaba muy enojada con el gobierno local, pero también muchos recriminaban que no veían políticos, «ya van a venir a buscar votos, ahora no están», dijeron muchos en la tarde de ayer.
El tema es grave, complejo y mucha de la problemática es histórica, viene de años y años en mirar hacia un costado y «permitir» mediante la política del laissez faire , por ejemplo conexiones clandestinas a la red de saneamiento, la tala de árboles, la ausencia técnica en el asesoramiento para encarar el principal tema que tiene la ciudad: los desagües, la falta de políticas para evacuar el agua de la ciudad en todas las zonas, bajas, altas, céntricas, periféricas. Todo es un caos cuando viene la lluvia.
Un ejemplo todos los ejemplos
El asesoramiento técnico es decisivo y ponemos solo un ejemplo. «Alguien» tuvo la idea para no inundar el barrio Centenario en tapar con una chapa de hierro un caño que cruza Ruta 21 a la altura de la discoteca. Lo hicieron pensando que la dinámica del agua jugaba en un solo sentido y que desde allí ese pasaje aportaba a que el barrio se inundará.
Se equivocaron. En esta oportunidad el agua estaba en el otro sentido. Personal municipal tuvo que ir corriendo, cortar la ruta y levantar esa chapa: Cuando lo hicieron el agua empezó a inundar todo el sector de la discoteca, descomprimiendo el embalse artificial que habían realizado imaginando que el agua solo se desplazaría en un solo sentido.
Los desagües y la visión política
A la falta de inversión, pero también de un plan sistemático que responda siempre a contar con desagües apropiados, conectividad al saneamiento sin fugas, políticas que tengan en cuenta el impacto que puede ocasionar el relleno, tanto en terrenos públicos o privados, se percibe que no se toma conciencia que todos los esfuerzos deben conducir a invertir en ello.
Es una impostura y un error de gestión enorme, pensar en limpiar y readaptar una laguna en un parque con un valor cercano de $ 400.000 cuando no tenemos planificada soluciones básicas que permitan que el agua no inunde casas, barrios, caminos y calles de la ciudad que se transforman en ríos en pocos minutos.
«La gente nos insulta, nos dicen de todo, pero estamos trabajando, no depende de nosotros si no dan la orden de prevenir y solo venimos cuando los vecinos tienen el agua en la puerta«, nos decía un funcionario municipal trabajando en medio de la tormenta.
Nunca vi a esos trabajadores haciendo tanto por la gente y tan solos.
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