Por Jorge Frogoni Laclau.-
Casi perdido entre tinieblas se encuentran historias lugareñas que nos sorprenden y asombran; más
cuando caminamos por los mismos lugares donde sucedieron los hechos, y rememorarlos nos hacen
valorar nuestro terruño, nuestra historia, nuestro patrimonio.
Hoy queremos referirnos a un caudillo lugareño –casi olvidado-, al igual que un Anacleto Medina,
Laguna, Barrios, etc., que nació en estos parajes, vivió activamente en una época de “barbarie y
civilización”. Pero más allá de juzgar épocas muy distintas a las nuestras, importa conocer estas
personas que estuvieron directamente relacionadas con los grandes acontecimientos nacionales de
nuestra historia.
Breve Biografía:
Luciano Ruiz, había nacido en el pueblo de Las Víboras, fue bautizado el 19 de diciembre de 1812,
su padre Mateo Ruiz y su madre María Tiburcia Rodríguez; pero siempre fue conocido por el apodo
de “Tolosa”, y de hecho en documentos y libros así figura en varios casos.
Antiguo oficial de Milicias que había prestado servicio como soldado en el año 1841 (Guerra Grande);
pero ganó prestigio actuando en el movimiento revolucionario cuando el General Flores invade la
República en 1863 (“La Cruzada Libertadora”), “era hombre nacido para la guerra” –dice
Fernández SaldañaA la hora del triunfo, Flores dictador lo utilizó como elemento que le respondía en cualquier terreno, pero sobre el cual –como sobre otros caudillos semejantes- ejercía un dominio total. Aunque la desaparición repentina Flores (asesinado en 1868), vino a cambiar el aspecto de las cosas, y en los primeros meses del gobierno del general Batlle, Tolosa apareció en actitud insubordinada.
Ejerciendo funciones de comisario de Carmelo tuvo la osadía de rebelarse contra el Jefe Político del departamento de Colonia, José María Neves. “El gobierno, débil, contemporizó, y las cosas quedaron arregladas en detrimento de las leyes, con un “Manifiesto” que Tolosa hizo público en el mes de agosto”.
Cuando la sublevación del general Francisco Carballo, en el año 1869, que se conoció como “revolución del Curso Forzoso”, el mal aconsejado general contó entre sus adictos al comandante carmelitano.
En la guerra civil de 1870-72, por el contrario, estuvo al servicio del gobierno constitucional del general Batlle y halló oportunidades de señalarse de nuevo por sus condiciones guerreras.
Por ello figura en la primera línea en la batalla de Corralito (29 de setiembre de 1870 – Dpto. Soriano),
bajo las órdenes de Galarza; y después actúa en la batalla de Manantiales, próximo al arroyo San Juan
(Dpto. de Colonia) el 17 de Julio de 1871.
Su ingreso en el ejército de línea databa del 16 de febrero de 1869, como sargento mayor graduado
de caballería de línea y sus promociones fueron las siguientes: sargento mayor efectivo el 26 de
febrero de 1872; teniente coronel el 20 de diciembre de 1880 y coronel graduado el 27 de noviembre
de 1889.
Falleció en su casa de Carmelo, en la esquina noreste de la calle Uruguay y Andes –hoy 25 de Mayo -el 7 de febrero de 1894, hace 125 años.
Su bravura guerrera:
En una correspondencia de época, se narra un episodio que sucedió hace 155 años, donde se destaca la bravura de Luciano “Tolosa”, acaudillando un puñado de guerreros.
“Carmelo, 3 de enero de 1864.
Mi estimado amigo:
Cumpliendo con lo prometido á mi salida de esa, en compañía de nuestro amigo D. Adolfo del
Campo, que vinimos juntos en el vapor que hace la carrera a este punto, tengo la satisfacción de
comunicarle algo sobre la revolución.
Desde mi llegada he estado parando en el Hotel de Juan Moreno, foco de reunión de los blancos;
allí se encuentran ahora los capitanes José Álvarez y Juan Monzalvo con Giménez, Barrios y otros
oficiales de esa falange, que no hacen más que contar sus hazañas sobre los salvajes y cuántos habían
degollado, asegurándole que son puras mentiras, pues el día de Año Nuevo, cuando el pueblo estaba
en lo mejor de sus festejos, se presentó el bravo Luciano Tolosa con diez y seis hombres, mal
armados, entre todos solo tenían 4 lanzas, y el resto de pistolas, trabucos y falcones; en cambio los
contrarios no bajarían de ochenta y tantos, bien armados, como 60 hombres al mando de José
Álvarez y Juan Monzalvo del Rosario y unos 20 hombres, de Dolores, al mando de Giménez.
Tolosa, con su puñado de bravos, le dio una carga desesperada, sobre la línea que tenía formada en
la Plaza Vieja (Plaza Artigas); fue un entrevero terrible; en los primeros momentos de la lucha se
apretó el gorro Giménez con sus parciales sin tirar un solo tiro, no sucediendo así con Álvarez y
Monzalvo, pero la gente de estos tuvieron que dispersarse, dejando varios muertos y heridos, entre
estos á José Álvarez, de dos balazos y Juan Monzalvo con un balazo en el pecho, pero
afortunadamente para él, la bala pególe en un botón de patria que se le incrustó en la carne.
De los nuestros salió herido el joven Clard (Clark) que servía como ayudante de Tolosa, Tránsito
Martínez y Nicasio Tolosa, pero todos con heridas leves.
El entusiasmo con que dio la carga ese puñado de hombres, era increíble; entre los cuales he
conocido un hijo del Jefe del Partido Colorado, de nombre Fructuoso Rivera (Pedernera), que dícese
es un valiente.
Los blancos con la cuestión de tener á Tolosa tan cerca, ni comen, ni duermen; le tienen un miedo
atroz.
Del General Flores y su ejército no se sabe nada por ahora, /…/”
El joven herido.
Merece un capítulo aparte, y es una de las tantas historias paralelas de estos acontecimientos, hacer
una breve referencia hacia aquel joven que el documento dice Clard, pero que su verdadero apellido
era Clark, quien cae herido en las calles es de Carmelo cuando la “embestida” de Tolosa.
Carlos Clark y Obregon, nació en Guadalajara (México) el 26 de enero de 1841. Hijo de padre inglés
y de madre mexicana, vivió en Inglaterra desde los seis hasta los catorce años, en que su familia vino
a radicarse a la Argentina, y el joven Carlos, que había olvidado totalmente su idioma patrio, pasó
poco después a territorio uruguayo como empleado de un comercio de Conchillas, departamento de
Colonia.
“De carácter incompatible con la vida de un dependiente de pulpería –dice Fernández Saldaña-,
aprovechó la oportunidad de acercarse al pago una partida de revolucionarios floristas para
abandonar el mostrador, presentándose voluntario al capitán Tolosa, y casi en seguida tuvo ocasión
de entrar en pelea, recibiendo un lanzaso en el costado.”
Contaba con 22 años cuando este suceso, sin embargo su carrera militar siguió, hasta que fue herido
nuevamente en la batalla del Sauce (1870), pero no se detuvo ahí, llegando a conferir las palmas de
general de brigada el 18 de setiembre de 1920, después de 24 años de coronel; falleciendo en 1927.
Las baldosas que hoy pisamos –claras y otras más oscuras-, y los caminos que transitamos, están
plagadas de historias; es necesario “levantarlas” un poco y comenzar a escudriñar ese pasado; sin
olvidar que nosotros también dejamos “huellas”.
jfrogoni@gmail.com
Nueva Palmira, febrero 2019.
Fuentes:
“Diccionario Uruguayo de Biografías 1810-1940” de Fernández Saldaña, Ed. Linardi y Risso, Montevideo 1945
“La Cruzada Libertadora” de Antonio H Conte, Ed. Montevideo 1891.-
“Máximo Pérez – El caudillo de Soriano” de Washington Lockhart, Ed. Mercedes 1962
- autorizado por el autor Jorge Frogoni para publicar en Carmelo Portal