Uruguay celebró este domingo la cuarta edición de la carrera Down 5K, en la que miles de personas de todas las edades corren por el parque del Prado de Montevideo para celebrar el Día Mundial del Síndrome de Down, designado por las Naciones Unidas para el 21 de marzo de cada año.
La mañana de cielo gris en la capital uruguaya tuvo a más de 3.000 personas, entre los que había atletas profesionales junto a niños, adultos y ancianos, que se reunieron para participar de esta fiesta.
La carrera que es organizada por la Asociación Down del Uruguay, busca que la sociedad siga mejorando el apoyo a las personas con esta condición y se una a la celebración.
«Queremos dejar como mensaje la visibilidad de la familia, que somos familias felices que amamos a nuestros hijos, que sabemos que hay que trabajar mucho, que hay que estimular, ayudar a aprender a soltar, dejarlos crecer, pero que los volveríamos a elegir porque son hijos que realmente nos devuelven muchísimo en cuanto a amor», contó a Efe la coordinadora general de la carrera, Andrea Pesce.
En este sentido, Pesce contó que participan todos los que integran la Asociación Down y que, previamente al día de la competencia, se entrenan para llegar en las mejores condiciones a la carrera.
«Vienen los más chiquitos con toda su familia y los grandes vienen con compañeros de trabajo que los acompañan así que es una fiesta de amigos, de familia, realmente es una celebración. Trabajamos todo el año para que salga lindo», apuntó Pesce.
Uno de los mayores temores para este día era el clima, ya que días antes se preveían lluvias para el domingo. Sin embargo, la mañana se presentó con el cielo cubierto de nubes pero con una temperatura agradable para correr y sin riesgo alguno de lluvias.
Además de la carrera, también hubo una entrenadora de zumba que ayudó a que los participantes hagan ejercicios de precalentamiento y, luego de la carrera, hubo actuaciones de bandas musicales en vivo.
Por otra parte, Pesce sostuvo que los jóvenes con síndrome de Down cada vez tienen menos problemas para insertarse laboralmente ya que la mayoría trabaja y tienen una historia laboral de 10 o 15 años.
«Lo que está costando más es la inserción educativa, nuestro país tiene que trabajar más en este tema», explicó la coordinadora y concluyó que quizá haga falta mayores políticas para preparar a los docentes a recibir a este tipo de estudiantes que requieren mayor atención. (EFE)
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