Un centenar de pájaros chajás, acompañados de cigüeñas y garzas, descansan mientras que varios caballos pastan a su alrededor, ese es el tipo de escenario que se puede observar al descubrir el Parque nacional Esteros de Farrapos e islas del río Uruguay (oeste) en lancha.
El guía y responsable de los tours en el barco La Baquiana, Sergio Piffaretti, se conoce todos los rincones de esta área protegida formada de humedales fluviales, islas e islotes y es capaz de reconocer a las aves por sus cantos.
«Uno va acostumbrando el oído y va identificando (el sonido de cada pájaro). Pero eso lo vas ganando con el tiempo, vas atento a todo ese tipo de cosas», detalló el hombre bajo su gorro de capitán blanco y azul que cada día navega por este río que separa Argentina y Uruguay.
Pese a ser un aficionado de todas las aves, el pájaro favorito de Piffaretti es el cardenal, pues este animal rojo de pequeñas dimensiones le remonta a su infancia, ya que con su abuelo paterno solía alimentar con maíz molido a los cardenales para oírles cantar.
Ver al martín pescador zambullirse en el agua para cazar con sus garras una mojarra, luego posarse en un árbol cercano -aún con sus plumas mojadas- para terminar de matar a su presa y finalmente comerla, es otro de los instantes que puede ver en este recorrido de tres horas y media.
Es por este tipo de detalles que son tanto los locales como los extranjeros los que se animan a hacer este recorrido que transita por parte del Corredor de los Pájaros Pintados, que atraviesa cinco departamentos uruguayos por el río Uruguay.
«Si bien una persona que sea del campo o pseudocampo capaz que haya visto antes un chajá o una cigüeña seguro que queda sorprendido al ver a cien chajás juntos o a diez cigüeñas o coscorobas», recalcó el que se dedica al turismo náutico desde hace cinco años.
La pesca deportiva, sobre todo del dorado, es otra de las razones por las que los turistas se suben a la lancha de Piffaretti.
«El dorado es un pez que no está en todos lados del mundo y el río Uruguay es uno de los puntos fuertes del dorado», explicó haciendo referencia a este pez que es deseado por los pescadores por la fuerza con la que «combate» el señuelo.
En ese sentido, este hombre descendiente de rusos explicó que este ejemplar se atrapa usando varias modalidades, pero que aunque pique el anzuelo no es fácil sacarlo del agua, pues el dorado salta y lucha con todas sus fuerzas.
«Es más la emoción en sí. Por supuesto, hay gente que lo come, yo cuando alguien me dice que quiere llevar un dorado no dejo que mate más de uno por pescador, o sea, si llevo tres personas pueden matar hasta tres dorados y tienen que superar los 4 o 5 kilos porque el dorado se puede criar hasta 18 o 20 kilos», recalcó.
Es por ello por lo que muchos de los pescadores, tanto aficionados como profesionales, deciden liberar sus dorados, pero eso sí, antes le piden a Piffaretti que congele el momento con una instantánea. Razón por la que el teléfono de este ex DJ está lleno de fotos de gente sonriente mostrando su gran presa.
Sarah Yáñez-Richachads (EFE)