El departamento de Salto acoge las Termas del Daymán, un lugar que ofrece beneficios terapéuticos y diversión y que fue descubierto hacia 1957, cuando se buscaba petróleo en la zona.
El encargado de las aguas termales de la región, Carlos Cattani, explicó a Efe que la obsesión del país por encontrar oro negro en la zona empezó entre los años treinta y cuarenta y aún no ha parado.
Las primeras perforaciones se dieron en Arapey por el Estado uruguayo. Tras formar un agujero de más de 1.400 metros el país celebró al extraer un líquido negro. Aunque el jolgorio duró poco, ya que se trataba de barro y no de petróleo, luego se descubrieron aguas termales de gran temperatura.
Lo mismo pasó en Daymán, aunque con una perforación de 1.200 metros hecha por una empresa americana en los años cincuenta.
En el complejo, que hace sesenta años solo contaba con dos chorros calientes y ahora tiene catorce piscinas, la temperatura varía de manera natural, lo que permite diversificar las propiedades terapéuticas.
Las temperaturas oscilan entre los 29 y 45 grados centígrados, con lo que se generan una variedad de nutrientes en las piscinas.
Aunque entre sus atractivos está el tratamiento de padecimientos, este lugar, con espacios especiales para niños y adolescentes, también es visitado por familias que buscan diversión y tranquilidad.
En general, las temporadas elegidas por los turistas locales son el otoño e invierno austral, entre marzo y agosto; mientras gran parte de los extranjeros, especialmente argentinos, brasileños alemanes, finlandeses y británicos, acuden en octubre y diciembre.
El matrimonio uruguayo formado por Marisa Martínez y Fernando Acosta contó a Efe que viajó desde el departamento de Canelones, unos 400 kilómetros al sur, para disfrutar en este lugar de una «pequeña luna de miel».
«Quisimos darnos como una pequeña luna de miel. La primera vez que vinimos fue cuando los niños eran chicos», expresó Martínez.
Entre los principales beneficios que ofrecen estas aguas, según sus promotores, destacan la estimulación de defensas, la depuración de la sangre, la reactivación del metabolismo y la relajación de los músculos.
Rosana García y Fernando Jorge, que viven a unos 10 kilómetros y son visitantes asiduos del sitio, aseguraron que para ellos las propiedades de estas aguas son buenas para las contracturas musculares.
Sin embargo, Jorge considera que «es un mito» que las personas tengan una vida más longeva por darse duchas termales.
Estas aguas, de acuerdo con los visitantes y anfitriones, también sirven para tratamientos de belleza facial y corporal, así como para combatir el sobrepeso y liberar el estrés.
EFE.
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