La poesía en el Quijote fue reivindicada hoy por la poeta uruguaya Ida Vitale que, a sus 95 años, recogió de manos del rey Felipe VI el Premio Cervantes 2018, un galardón que recibió emocionada en un acto en el que, confesó, preferiría haber «abrazado» que leer un discurso.
Los reyes de España presidieron esta solemne ceremonia en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) en una jornada lluviosa en la que se celebra el Día del Libro y en la que el monarca ensalzó el valor de la lengua y la cultura española como manifestación de unidad en la diversidad y aseguró que la universalidad de este idioma anula diferencias.
Ida Vitale es la quinta mujer en recibir el Cervantes, un galardón que desde 1976 solo ha reconocido a las españolas María Zambrano (1988) y Ana María Matute (2010), la cubana Dulce María Loynaz (1992) y la mexicana Elena Poniatowska (2013).
Su discurso, que finalizó pidiendo perdón por su «audacia» al acudir a Alcalá de Henares a hablar de Cervantes, estuvo lleno de referencias al Quijote y a cómo llegó al Quijote en su Montevideo natal.
Según la poeta, «muchas veces lo que llamamos locura del Quijote, podría ser visto como irrupción de un frenesí poético, no subrayado como tal por Cervantes, un novelista que tuvo a la poesía por su principal respeto».
En realidad, confesó, supo de don Quijote «por una gran pileta que, sin duda regalo de España, lucía en el primer patio de mi escuela». Sus lecturas fueron «libres y tardías», pero se convirtió en una «devoción total» cuando intimó «con aquella pareja española tan tiernamente compatible».
Y aceptó de inmediato el lenguaje de Quijote y Sancho: «me integraba a un mundo en el que, sola, me sentía acompañada, capaz de manejarme en él como si fuese el mío propio», recalcó la poeta, para la que, a la alegría de este galardón, se une el poder agradecerlo en español.
Un idioma al que dedicó parte de su discurso el rey, que se refirió a México como una nación «solidaria» y un «país de acogida», palabras que llegan después de que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, haya insistido en que España debe disculparse por los agravios de la época de la conquista.
Aunque no se refirió directamente a esa polémica, citó a México, país donde Ida Vitale y su segundo marido, Enrique Fierro, se exiliaron desde Uruguay.
De Vitale, el monarca aseguró que sabe, como supo también Cervantes en su época, que la lengua española es tan propia de América como de España.
«Todos los hispanoahablantes somos corresponsables de la cultura que en ella se expresa, una cultura que es manifestación de unidad en la universidad», añadió el rey, quien recordó que en castellano «se expresan 577 millones de personas de diversos países y climas, separadas y al mismo tiempo unidas por vastos océanos o cordilleras, anula las diferencias».
El monarca destacó que el español es la segunda lengua de comunicación internacional gracias al esfuerzo de muchas instituciones para difundirla, un idioma que goza de buena salud.
En el acto intervino también el ministro español de Cultura, José Guirao, quien destacó la apuesta de Ida Vitale por la poesía como una forma de «nutrir» la conciencia en un mundo que amenaza con una «paulatina deshumanización» y por la necesidad urgente de que esto se enseñe en las escuelas.
Guirao, que leyó en su discurso dos poemas de la galardonada, recordó la influencia que en ella tuvieron muchos poetas españoles, a los que debe «no haberse sentido nunca extranjera en España».
En concreto, se refirió a dos poetas españoles del exilio republicano, José Bergamín y el premio Nobel Juan Ramón Jiménez, quienes ejercieron «una influencia literaria, intelectual y moralmente determinante en su obra».
Por Carmen Naranjo (EFE)