Por Elio García
Se habla de la grieta pero pocos hablan del vacío. La falta de interés de los ciudadanos en la política. La ausencia de debate. Mientras algunos ponen el interés válido en preocuparse por las noticias falsas, casi nadie advierte el desinterés generalizado por consumir noticias políticas.
Hay un espacio de la palabra que fue vaciado de contenidos, y no se habla, no hay interés. Las cosas que se dicen pocas tienen vuelo, se habla desde las cloacas. En dos frases ya leíste eso en otro lado.
No hay nuevos aportes. Es el vacío. No existe. No se habla. No hay gente. En realidad no hay nada.
¿Qué puede salir de la nada? Creo que aquello existente hoy seguirá siendo, porque cambiar significa un esfuerzo que pocos están dispuestos a seguir.
El vacío representa que la gente consume otras cosas. Porque hoy todo es medible en base al consumo.
Para justificar el éxito económico muchos uruguayos publican fotos de filas interminables de autos con familias enteras rumbo a sus vacaciones. Esa es la vara con que se mide el éxito. Una caravana de turistas. Los peajes. La gente y el consumo.
Pero de lo importante nadie habla. Porque lo importante fue vaciado e incluso alguien lo compró.
Alguien vino y se llevó la curiosidad, el esfuerzo, la solidaridad sin publicidad, la ética, la educación, el trabajo, la responsabilidad, la preocupación, la alegría.
Nadie vota hoy por la alegría. Se vota por la economía.
La contaminación del vacío social es peor que la grieta. Porque la realidad fue comprada. Tiene un precio. Y hay un costo. No darse cuenta es parte de ese costo.
En la grieta hay dos bandos. En el vacío no hay nada.
Y eso en que se ve? En el retiro del interés por la cosa pública. En la despreocupación y la apatía. En la vandalización. En esa sensación que no tenés lugar ni tenés cuartito para ir a llorar.
Nadie representa la absoluta soledad de pensar este lugar vaciado de ideología, pensamiento y dignidad.
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