El escritor uruguayo Mario Benedetti está «muy vivo» en 2019, cuando se cumplen diez años de su muerte en Montevideo, gracias a que «las nuevas generaciones lo aman», explica en entrevista con Efe Hortensia Campanella, presidenta de la Fundación que lleva el nombre del autor de «La tregua».
«Mario se consideraba antes que nada poeta y eso es lo que le reconocen las generaciones actuales», señala en Montevideo la autora de «Un mito discretísimo», biografía de Benedetti publicada unos meses antes de su fallecimiento, ocurrido el 17 de mayo de 2009.
Al hablar de esa admiración, Campanella rememora una escena vivida en la Casa de América de Madrid, de la que fue directora varios años, en una lectura de poemas del escritor de Paso de los Toros, en la que ella se dedicó a mirar al público presente, integrado en buena parte por gente joven.
«Él no sabía poemas de memoria, ni suyos ni de otros, y vi que muchos chicos movían los labios al tiempo que
Mario leía. Se conocían sus versos de memoria. Estaban diciéndolos en una especie de comunión, para mí emocionante», relata.
«Creo que está muy vivo y eso es precisamente porque las nuevas generaciones lo aman. Y las viejas también. Eso es lo bueno», resume la también miembro del Consejo Directivo del Servicio Oficial de Difusión, Representaciones y Espectáculos (Sodre).
Confiesa que estos diez años sin la presencia de Mario Benedetti «han sido raros», ya que, a pesar de su «carácter reservado», era alguien que «conectaba muy bien con la gente».
«Fue un escritor exigente, concentrado en su obra y muy llano, muy tierno con el ser humano», agrega la máxima responsable de la Fundación Mario Benedetti, ideada por el propio autor en su testamento con el objetivo de difundir su obra y de luchar por los derechos humanos.
Campanella resalta que el poeta y novelista era «una persona innovadora» y siempre «buscaba nuevos horizontes» para comunicarse con el público, y en ese sentido la colaboración con intérpretes, como Joan Manuel Serrat o Tania Libertad, que quisieron poner música a sus versos fue un camino al que nunca renunció.
«Recuerdo que había un grupo de heavy metal en Fuenlabrada que hizo una adaptación a su música de un poema de Mario y él estaba contento. No había ningún problema, ningún rechazo a algo tan aparentemente lejano a él. Consintió, los oyó, con un poquito de ironía, pero ni los enjuició ni se negó a que lo hicieran», cuenta.
Algo así ocurrió con la banda uruguaya No Te Va Gustar (NTVG), que logró, con su música, convencer al poeta de que recitase unos versos al final de su tema «De nada sirve» (2006), o con el cineasta argentino Eliseo Subiela, que le hizo actuar en alemán en su famoso filme «El lado oscuro del corazón» (1992).
Ese era el eclecticismo de un Benedetti, que, además de poeta, fue narrador (tanto de novela como de cuentos), novelista, ensayista, crítico literario y activista político. Y que, en opinión de Campanella, tiene que ver con «su necesidad y su objetivo de comunicarse con las personas».
En plena conmemoración de esta década de ausencia de Mario Benedetti, la Fundación ya prepara la celebración del centenario del nacimiento del autor de «Cuentos montevideanos», «Poemas de la oficina» o «Insomnios y duermevelas», cuya fecha exacta es el 14 de septiembre de 2020.
«Estamos encantados con la acogida de celebrar este centenario en varias partes del mundo», explica Campanella, quien señala que, además de Uruguay como país natal de Benedetti, España y Cuba, como lugares de adopción del poeta, en los que pasó largas temporadas de su vida, organizarán eventos especiales para 2020.
Entre las iniciativas en Uruguay, menciona que el Día del Patrimonio (primer fin de semana de octubre) estará dedicado a Mario Benedetti y la adaptación que el director nacional del Ballet del Sodre, el español Igor Yebra, hará de su famosa novela «La tregua».
Campanella reivindica la faceta «poco conocida» de Benedetti como crítico literario, caracterizada por su «visión muy aguzada y certera», al tiempo que confiesa que es imposible afirmar que no existen textos inéditos y que su correspondencia con autores de la generación del 45, como las poetas Ida Vitale e Idea Vilariño, «es un tesoro».
Precisamente, la reciente entrega del Premio Cervantes a Vitale sirve a la ensayista para señalar que la «militancia civil» impidió a Benedetti un mayor reconocimiento «desde el punto de vista de premios oficiales», aunque declara sin ambages que «Mario se habría alegrado sin duda» por ese galardón a su compatriota.
Concepción M. Moreno (EFE)