La uruguaya Rossana Tadei reivindica la importancia de la música como ritual

La uruguaya Rossana Taddei reivindica la importancia de la música como "ritual" La compositora e intérprete uruguaya Rossana Taddei habla durante una entrevista con Efe el 21 de mayo de 2019, en Montevideo (Uruguay). EFE

La compositora e intérprete uruguaya Rossana Taddei reivindicó la importancia de la música como «un ritual» y como un proceso de «comunicación», en el que el público «forma parte de ese movimiento que está ocurriendo» y al final recibe un poso.
«Es un viaje emocional, colectivo, es un ritual. La música es un ritual, las artes son rituales, son comunicación.

Cada canción tiene algo que te va a dejar», explicó Taddei (Montevideo, 1969) en entrevista con Efe en la capital uruguaya, con motivo del concierto que ofrecerá el 24 de mayo en la sala La Trastienda.

En su opinión, tanto el que está «en el escenario» como el que «está de público» obtienen un beneficio «de esa experiencia». «Siempre te vas con algo que te cambió», indicó.

La cantautora criada en Lugano (Suiza) reclamó, por ello, una mayor «curiosidad» de la sociedad uruguaya hacia «la parte cultural» que «alimenta el espíritu».
«Hace falta que se despierte la comprensión de que las obras de arte, la puesta en escena, los conciertos… son importantes para la vida; generar intelecto para ingresar a través de esas experiencias, formar parte de ese movimiento que está ocurriendo», detalló.

Acompañada por Gustavo Etchenique (batería), Santiago Montoro (guitarra), Alejandro Moya (bajo) y Gastón Ackerman (teclados), además de la intervención de músicos invitados, Taddei interpretará este viernes canciones de su último trabajo, «Cuerpo eléctrico», publicado en 2018, junto a temas de su repertorio habitual.

En este disco retorna a unos sonidos más rockeros, ritmo muy habitual no solo en los inicios de su carrera, sino en buena parte de la discografía de Uruguay en los años 90.
«Luego de la salida de la dictadura (1973-1985) fue una explosión o una necesidad o una válvula de escape cultural y aparecieron un montón de bandas de rock & roll. Y ahora vuelvo a ese género tan lindo y tan directo, con mi veta personal, que tiene en los textos algunas partes más poéticas, más metafísicas, oníricas», declaró.

Taddei mantiene su dinámica de «romper de un disco a otro en cuanto a géneros» y, tras haber transitado por el camino del jazz, el pop rock o el folclore y de no querer intentarlo con el flamenco, porque, en su opinión, sería «una falta de respeto» por la tremenda admiración que siente por él, ha trabajado últimamente en el teatro.

El próximo estreno de la Comedia Nacional de Uruguay, «Drama sobre Mirjana y los que la rodean», de Ivor Martinic, lleva la música de Taddei, quien está «encantada» con esta nueva faceta, pese a que le supone una especie de «trabajo de 24 horas» por las muchas tareas que abarca, desde componer sola en casa a acudir a los ensayos o atender a las indicaciones del director.

Siempre reivindicativa con el papel de la mujer en la sociedad, y en particular en las artes, reclamó que «sería interesante» que las mujeres fueran «visibles».
«La mujer en la música es como la mujer en cualquier otro ámbito; esta profesión, como la gran mayoría, es un territorio de varones», se quejó y agregó: «No sé cuánto tiempo puede llevar que las mujeres no seamos más ‘las hermanas de’, ‘las hijas de’ o ‘las esposas de'».

No obstante, resaltó «la cantidad de propuestas nuevas que hay, la de músicas que hay con sus proyectos» en el panorama actual.

Una polémica rodeó la cartelera de la Semana de la Cerveza de Paysandú en abril pasado, ya que en su programación musical no figuraba ninguna mujer, por lo que un colectivo de artistas, en el que ella también estaba involucrada, se movilizó para reclamar esa presencia.
«En el interior del Uruguay se respira bastante esta situación de machismo. Sudamérica, en general, sigue siendo machista», lamentó, si bien reivindicó: «En Uruguay estamos tomadas del brazo en ir hacia adelante y mostrar lo que estamos haciendo».

Y, mientras, opinó que «subir al escenario es siempre como la primera vez», una mezcla de «nerviosismo, ansiedad, maripositas en el diafragma», en la que «pasas de un poco de angustia a una felicidad extrema». Todo ello formando parte del «ritual» de la música.  (EFE)

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