A más de 9.000 kilómetros de Madrid, donde el 1 de junio se jugará la final de la Liga de Campeones, está la ciudad de Montevideo y allí, en el barrio Belvedere, se encuentran la sede y la cancha del otro Liverpool, un equipo que debe su nombre a un puerto inglés.
Según explica la web oficial del conjunto uruguayo fundado el 15 de febrero de 1915, la denominación de la institución «desembarcó por el furor de los equipos ingleses de la época».
Y cuando los alumnos del Colegio de los Padres Capuchinos quisieron formar un equipo, en la época en que muchos conjuntos del país británico llegaban a jugar partidos a Montevideo, revisaron un mapa y detuvieron sus ojos en Liverpool.
En ese momento, recordaron «la insistencia» de un cura, quien en la clase de geografía les explicaba la importancia de ese puerto del que llegaban muchos barcos a la capital del país suramericano.
Tras saber el nombre, otra de las claves para formar el club de fútbol era tener una camiseta, y para ello designar unos colores. Ahí decidieron mezclar los de dos grandes equipos de la zona en la época, el Titán y el Defensa, y por ello comenzaron a utilizar una sudadera a bastones verticales negra y azul.
Mientras en Uruguay sucedía todo eso, lejos en Europa, el Liverpool inglés, fundado en 1892, mostraba su fútbol en distintos torneos como la liga de Primera División y la FA Cup.
En los 70 los reds encontraron uno de sus momentos más gloriosos a nivel continental ganando sus primeras dos ediciones de la Copa de Europa, en 1977 ante el Borussia Mönchengladbach alemán y en 1978 frente al Brujas de Bélgica.
Increíblemente, al igual que su homónimo británico, el Liverpool uruguayo también vivió un momento de gloria en Europa en esa década cuando en 1971 efectuó una gira donde jugó 12 partidos y en ellos goleó por 4-1 al Werder Bremen alemán, venció por 2-1 al Sevilla español e igualó con el Atlético de Madrid y el Sporting portugués.
Dentro del plantel que jugó esos encuentros, uno de los jugadores que destacó fue Pierino Lattuada, quien un año más tarde fue transferido al fútbol francés por una importante cifra de dinero, que le permitió a la institución iniciar las obras de su sede.
Al igual que ese futbolista, otros partieron desde el negriazul al fútbol internacional a lo largo de su historia.
Uno de ellos fue ídolo de la institución: Emiliano Alfaro, quien en 2012 emigró al Lazio italiano.
La historia del delantero con el conjunto uruguayo tiene quizás su punto más alto en 2014, cuando el Liverpool descendió.
En ese momento, el cariño de Alfaro por el negriazul lo llevó a solicitar al presidente del Lazio que le permitiera llegar a préstamo al club del barrio Belvedere.
Tras el si de los italianos, arribó a Montevideo y disputó una temporada en la que salió campeón y terminó como goleador.
Mientras tanto, el Liverpool inglés finalizaba sexto en la Premier League, en lo que era su primera temporada sin Luis Suárez, quien había sido transferido al Barcelona español.
En diálogo con Efe, Alfaro recordó ese retorno, muy valorado por los hinchas negriazules por considerarlo «un acto de lealtad a la camiseta». Sin embargo, aseguró que cuando decidió volver no imaginó que su llegada iba a repercutir de tal forma.
Al ser consultado por el significado del club para él, Alfaro dijo que es «su casa», porque llegó desde el interior del país con 15 años y encontró, entre otras cosas, «calidad y contención».
«Al club lo quiero mucho, todo el mundo lo sabe. Cada vez que vengo a Uruguay es al primer lugar que voy», agregó el punta, quien formó parte de los equipos que lograron las primeras clasificaciones a las copas Sudamericana y Libertadores en 2009 y 2011.
Para él, Liverpool es un «equipo modelo a nivel regional», sobre todo en la parte administrativa, ya que los jugadores siempre cobran en fecha y tienen todas las comodidades necesarias para trabajar.
Una de las instalaciones del club negriazul es el estadio Belvedere, cuya capacidad para unas 8.500 personas está muy lejos de los casi 55.000 que puede recibir Anfield, pero, sin embargo, cuenta con una de las historias más grandes del fútbol local.
Esta se dio en 1910, cuando la selección uruguaya utilizó allí la camiseta celeste por primera vez en un partido ante Argentina.
Según dijo a Efe el subsecretario nacional del Deporte, Alfredo Etchandy, el encuentro lo ganó la Celeste por 3-1. Fue el primer triunfo en la historia de Uruguay sobre Argentina en Montevideo.
En ese mismo escenario, Alfaro compartió varios juegos con Paulo Pezzolano, quien actualmente es entrenador del equipo.
El delantero tuvo palabras de elogio con su excompañero, a quien definió como un técnico joven, que tiene «un futuro importante».
Consultado sobre las similitudes de Pezzolano y las de Jürgen Klopp, entrenador del Liverpool inglés, Alfaro dijo que todas las comparaciones entre ambos equipos hay que hacerlas «salvando las distancias» que existen entre las instituciones.
Dijo que los técnicos tienen puntos de contacto, porque tratan de llegarle a sus jugadores y tienen ideas de juego muy definidas.
Sobre la final de este sábado, el uruguayo cree que el Liverpool parte con ventaja anímica por haber remontado su serie al Barcelona como lo hizo: ganó 4-0 en la vuelta luego de perder 3-0 en la ida.
Añadió que si tiene que apoyar a uno de los equipos, elige a los Reds, porque son más completos y con individualidades más fuertes.
«Ojalá que gane porque desde que soy chico me gusta el Liverpool en Inglaterra», sentenció Alfaro, quien sueña con volver a su Liverpool y allí ponerle fin a su carrera, mientras la hinchada espera el retorno del ídolo para seguir gritando goles.
Santiago Carbone (EFE)