El 12 de noviembre de 2015 el Director Nacional de Vialidad Leonardo Cola cumplía con anunciar al Ministro de Economía y Finanzas Cr. Danilo Astori la disponibilidad por parte de la Dirección Nacional de Vialidad de construir, rehabilitar y mantener a cambio de una compensación económica a un privado, quien deberá llevar adelante la gestión cumpliendo con el proceso de licitación para el Circuito 1 Rutas 12, 54, 55 y 57 incluyendo el Bypass de Carmelo.
El 19 de diciembre de 2016, el Ministerio de Transporte y Obras Públicas adjudicó, en forma provisional, la licitación del proyecto a la oferente Grupo Oriental 1 integrado por: CIEMSA, Traxpalco S.A. (Tracoviax) y Hernández y González S.A (H&G).
Dos años y cinco meses después hay noticias, el 27 de mayo de 2019 ingresó al Ministerio de Economía y Finanzas los documentos de estructuración financiera y el pasado 31 de mayo de 2019 dicha cartera se pronunciaba sobre los términos de estructuración financiera.
El pronunciamiento del MEF es al 1 de junio un misterio, seguramente la próxima semana existan novedades. Todo esto dentro de la denominada etapa de «Adjudicación provisional.»
¿ Qué es la estructuración financiera?
La estructura financiera es aquel conjunto de recursos financieros que los socios o accionistas de una organización han conseguido reunir a fin de crear la estructura económica que les permita poner en marcha la actividad.
En condiciones de restricciones fiscales se utiliza el esquema de las PPP como solución para desarrollar obra pública que el Estado no puede financiar.
Pero aún así es necesario saber que aunque el sector privado asuma en su balance parte del financiamiento, alguien deberá pagar por servicios prestados. Aquí es donde se marca la diferencia entre fondeo y financiamiento.
Las fuentes de fondeo se refieren al origen de los ingresos que generará el proyecto. Específicamente pueden ser pagos del usuario (tarifas), pagos del Estado (recursos de impuestos) o una combinación de ambos.
El financiamiento corresponde a los recursos financieros que forman parte de la estructura de capital utilizada para el desarrollo del proyecto, es decir créditos, bonos, y aportes de accionistas. La diferenciación de ambos
conceptos es clave en la toma de decisiones para desarrollar los proyectos de obra pública que requieren nuestras economías.
La determinación de la estructura financiera pasa por el adecuado balance entre las expectativas de riesgo/rendimiento de acreedores y accionistas del proyecto. Uno de los principales elementos de la estructura financiera es la relación equity/deuda o recursos propios/deuda.
Los accionistas buscarán el mayor nivel de endeudamiento posible para potenciar el retorno de su inversión (TIR). Por el contrario, los acreedores buscarán establecer límites a dicho endeudamiento pues niveles muy elevados podrían deteriorar la calidad del crédito, exponiéndolos a riesgos no tolerables. La relación equity/deuda no dependerá únicamente del nivel del flujo generado por el proyecto sino también del perfil de los riesgos y la
asignación que se realice de los mismos. En términos generales, la estructuración financiera de los proyectos PPP requieren por lo general un aporte de recursos propios (equity) de entre un 10% y un 40% de la inversión inicial, pudiendo ser mayor en caso particularmente complejos.
El cierre financiero del proyecto pasa por compatibilizar las expectativas de riesgos y rendimiento de los acreedores con aquellas de los accionistas, sostiene Federico Villalobos Carballo. Economista, MBA
en un trabajo titulado «Infraestructura, Economía, Financiamiento, PPPs».