Por Elio García
Durante dos años un individuo se hizo pasar por Comisario ejerciendo dicha función, señala el informe de la Fiscalía de Rosario.
En ese largo tiempo se presentó ante diferentes ciudadanos, en alguna oportunidad invocando su calidad de Comisario de Inteligencia Grado 8, en otras señalando ser investigador y mientras tanto la inteligencia policial de la zona jamás logró detectar nada.
Este curioso «comisario» manejó en su accionar delictivo diversos trámites invocando su calidad de funcionario policial, aludiendo temerariamente que tenía contactos directos con la Fiscalía e incluso con el propio Jefe de Policía de Colonia.
El trabajo del delincuente consistía en hacerles creer a diversas personas que con «sus contactos» podría conseguir -por ejemplo- las libretas incautadas de motos en diferentes seccionales del departamento de Colonia, conseguir el traslado de presos, detectar el grado de confiabilidad en compraventas advirtiendo si eran seguras. Sostenía además que podía interceptar llamadas telefónicas.
Cuando publicamos esta información tomada directamente de lo que surge de la Formalización de la Investigación realizada por la Fiscalía de Rosario, la Jefatura de Policía de Colonia nos aclaró solo un detalle. Que el delincuente jamás integró la fuerza policial, que su trabajo lo realizaba en la calle y no dentro de la institución.
Pero tal vez parece que la dimensión de la gravedad no se percibe en su real dimensión.
¿Cómo puede ser que la Jefatura de Policía de Colonia no haya detectado durante dos años el accionar de una persona que se hacía pasar por Comisario?
¿Cómo invocando directamente a autoridades como la Fiscal o el propio Jefe de Policía de Colonia, jamás la inteligencia policial pudo detectar estas mentiras?
Dos años es mucho tiempo.
Y el caso pone al menos en entredicho la efectividad de las actuaciones profesionales en territorio, a partir de la metodología de investigación en la prevención delictiva. Porque el accionar delictivo del sujeto lo relacionaba con un espacio muy claro, el departamento de Colonia, a partir de los datos que surgen en la investigación, y su accionar pertenecía al mundillo del delito, donde uno espera a una policía en situación vigilante.
Michel Foucault en «Seguridad, Territorio, Población» caracterizaba a un Estado de Policía «al que se interesa en lo que los hombres hacen, en su actividad, en su ocupación. El objetivo de la policía, en consecuencia, es el control y la cobertura de la actividad de los hombres».
Si en nuestro caso de estudio, se tardó dos años en descubrir el accionar de una persona que se hacía pasar como Comisario de Inteligencia Grado 8 y nadie logró detectarlo a tiempo hay muchas preguntas que surgen:
¿Logró en alguna oportunidad concretar el engaño?,
¿Cómo conseguía la información de los ciudadanos con libretas incautadas?,
¿En qué casos y con qué personas utilizó el engaño en manifestar que tenía contacto directo con Fiscalía y el Jefe de Policía de Colonia?,
¿Cómo se puede sostener durante tanto tiempo un accionar de engaño sin ser detectado, cuando el falso Comisario se ponía en contacto con otros ciudadanos?,
¿Por qué nadie durante los dos años denunció esta situación?
Hacerse pasar por Comisario durante dos años nos hace reflexionar que no solo es necesario contar con un delincuente que posee una natural capacidad actoral sin límites, o sostener la teoría de la ingenuidad en la población objetivo de estos actos delictivos.
Alguien nos tendría que explicar todo esto.
Comentarios