«Tiene que haber un bombardeo cultural y educativo dentro de las cárceles». Esta es la rotunda opinión de «Kung Fú OmBijam», el nombre artístico del rapero uruguayo Federico González, encarcelado desde hace ocho años por la suma de varios delitos.
El artista, de 33 años, cumple actualmente su cuarta condena en la Unidad 6 de la cárcel de Punta Rieles, en la que lleva un quinquenio y donde recibe a Efe para la entrevista.
González cuenta que «rapea sobre música» desde que fue adolescente y su cuñado le regaló un disco de Eminem.
Se unió a un grupo llamado Catarsis, cuyos integrantes rapeaban y ensayaban como si fuera «un ritual», aunque el rapero uruguayo se consideró en aquel entonces como un «tiro al aire».
Cuenta que vivía «un mundo de película», quería dinero y las drogas, como la pasta base y la «merca» (cocaína), y el alcohol lo guiaron a «momentos oscuros» de su vida.
Su primer antecedente, aunque sin prisión, fue tras emborracharse e intentar asaltar un negocio. Después empezó a robar como profesión y vivió su primer proceso de privación de libertad.
La primera penitenciaría que pisó fue la Unidad Nº4 Santiago Vázquez y, desde entonces, ha ido encadenando penas, la última, por hurto, por la que debe cumplir de cinco a seis años.
Entre risas confiesa que en prisión conoció «un poco más cómo robar», tras aprender «piques» (trucos) de sus compañeros, pero al ver que sus amigos y familiares empezaron a tener cierto temor contra él empezó a buscar «abrir una puerta» porque el sistema carcelario uruguayo, afirma, es una «porquería».
Decidió juntarse con compañeros a hacer murga por los distintos módulos, transmitir cultura y alegrar a la «gente que transita por ahí adentro y sus visitas».
«Fue empezar a entender que podés ser feliz por otras cosas y no con ‘guita’. Tener que ser feliz con el dinero, como dice el capitalismo, es una mentira», comenta a Efe mientras muestra el estudio de radio -dentro de la prisión- en el que hace un programa.
Una noche, cuando trabajaba en la panadería dentro del presidio, vio por la tele un vídeo musical del grupo de rap uruguayo Dostrescinco y le gustó. Entonces comenzó a escribir.
«También le gané venir para acá hasta Punta de Rieles porque venir acá es ganarle a la Unidad 6. Ganar en el sentido que estás en un lugar retrancado (muy cerrado) a venir a un lugar que es abierto, donde hay muchas más herramientas que otros lados», menciona.
A Kung Fú le interesó el lugar porque se «fomenta la cultura», a diferencia de otras partes, donde lo habitual es hablar de «cómo hacer un cuchillo, cómo defenderte, cómo revolverte y vender drogas».
Su nombre artístico, Kung Fú, nació de su amor por las artes marciales y OmBijam es el nombre del espacio de yoga que conoció durante un taller en prisión.
En el aniversario del taller de yoga rapeó ya que la coordinadora, Pamela Martínez, le invitó tras escuchar distintas «maquetas» que grabó en la radio.
Ella le presentó a Sebastián Peralta, productor musical que escuchó su música y le ofreció hacer un álbum. Ambos trabajaron en varias plataformas y crearon una confianza que desembocó en su primer proyecto musical, «Desahogo Cultural».
El mensaje en su música es bastante fuerte y directo, y el rapero mencionó que hasta el día de hoy «no tiene censura», ya que ni con un micrófono ni al hablar tiene «pelos en la lengua».
Su contenido refleja mucho la realidad carcelaria y lo que pasa en el día a día.
Gracias al artículo 120 de la Ley 18.315 de la Constitución uruguaya, Kung Fú OmBijam puede rapear en conciertos, pero con custodia policial.
Kung Fú considera que el problema interno de las cárceles es «cultural» y que debe darse un «bombardeo cultural y educativo» para el que propone que se escuche a las personas privadas de libertad que quieren cambiar su estilo de vida.
«Es un problema cultural el tema de las cárceles y tiene que transmitirse» y agregó que «la mayoría de las personas que están privadas de su libertad cuando salen no tienen casa, no saben golpear una puerta y decir: ‘che, necesito trabajo'».
Kung Fú se mantiene en contacto con reclusos de Argentina, Perú y Ecuador y asegura que la televisión tiene un rol fundamental en la imagen que se da de las distintas instituciones carcelarias locales y mundiales.
«Hace un par de años, alimentaron a la población con problemas que pasaron en Brasil, donde jugaban al fútbol con las cabezas de otros reclusos. Date cuenta cómo está el sistema carcelario en otros lados», acota.
Según el rapero uruguayo, no es todo malo, ya que hubo reformas que habilitaron a presidiarios a salir a dar exámenes pendientes en sus estudios.
El 7 de noviembre Kung Fú OmBijam presentará su segundo disco en el Teatro Solís, el más importante de la escena uruguaya.
Branden Luis Figarola (EFE)
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