El precandidato del opositor Partido Nacional (PN) Luis Lacalle Pou aseguró en entrevista con Efe que, tras 15 años de Gobierno del Frente Amplio (FA) en Uruguay, «ha arrancado el proceso del cambio», y que, tanto él como su formación, están preparados para liderar la alternancia.
El también senador aseguró que, desde las filas nacionalistas, tienen el desafío de convencer al pueblo uruguayo, que «viene con una profunda dosis de frustración», de que es necesario un cambio de timón en el país.
Lacalle Pou competirá el 30 de junio en las elecciones internas de su partido con el también senador Jorge Larrañaga, el intendente de Maldonado Enrique Antía, Carlos Ifigliola y el magnate Juan Sartori, quien hoy parece ser su principal rival.
Si gana las primarias, Lacalle Pou se medirá en las elecciones presidenciales de octubre con los candidatos de otras formaciones. Sería su segunda vez, después de que en 2014 se impusiera en la interna blanca y después cayera en segunda vuelta de las generales ante el actual presidente, Tabaré Vázquez.
Hijo del expresidente Luis Alberto Lacalle (1990-1995) y bisnieto de Luis Alberto de Herrera, una de las principales figuras políticas del siglo XX en Uruguay, Lacalle Pou cuenta con una tradición «de varias generaciones», como le gusta resaltar, que lo ha llevado a liderar su partido.
Durante la entrevista, que concedió a Efe en su cuartel de campaña, el senador muestra orgulloso una pequeña fotografía en blanco y negro, en la que su bisabuelo sostiene en brazos a su padre, cuando era un bebé.
Pese a su pesado apellido, que según él «no forma parte de su mochila diaria», decidió dejarlo de lado y que su eslogan fuera únicamente «Luis».
«La política para mí representó poder cambiar un chip de rebeldía negativa a rebeldía positiva, representó la posibilidad de ser una mejor persona», contó quien fue diputado entre 2000 y 2014 y senador desde 2015 en adelante.
Aunque actualmente lidera con tranquilidad la interna de su partido, ya que las encuestas lo sitúan por el entorno del 50 % mientras que el segundo no llega al 30 %, Sartori ha mostrado un crecimiento exponencial y se mantiene al alza.
El magnate, que es dueño de diversas empresas, un club de fútbol inglés y un medio de comunicación uruguayo, apareció sorpresivamente en la escena política uruguaya a fines de 2018 cuando era un desconocido que anunció su precandidatura.
«Fue una sorpresa, creo que si se insertó una persona con estas características es porque había una demanda, que veremos qué porcentaje es del partido, pero una demanda de ‘outsider'», añadió.
Asimismo, Lacalle Pou negó que exista un acuerdo entre los precandidatos para ignorar a Sartori y evitar que continúe creciendo y aseguró que él, en sus años de carrera política, nunca habló mal de nadie.
Para el precandidato estas serán elecciones internas «distintas», debido a que hay «una oferta política impresionante» que incluye candidatos nuevos y algunos viejos que cayeron de sorpresa como el expresidente Julio María Sanguinetti.
Según Lacalle Pou, a partir del 1 de julio los candidatos definitivos de todos los partidos de la oposición deben dejar de lado sus diferencias y comprometerse para unirse y lograr evitar un cuarto mandato consecutivo del FA.
Sanguinetti es uno de los que coincide con el nacionalista y ya ha dicho que impulsará un gobierno de coalición, aunque Lacalle Pou aseguró que prefiere llamarlo «de compromiso de país», ya que esto no es un acuerdo entre políticos sino «con la gente».
Uno de los aspectos que más preocupa al probable candidato por el PN es el económico, fundamentalmente el déficit fiscal que hoy está cerca del 5 %.
La propuesta al respecto es «un shock de austeridad» que, asegura, permitirá al Estado ahorrar 900 millones de dólares «en un tiempo breve».
«El tema está en algunas vacantes, el gerenciamiento de la obra pública, servicios no personales, digitalizar mejor la administración, juicios mal defendidos, servicios que están reiterados», puntualizó.
Además, subrayó que este shock no implicará «un recorte social», educativo ni sanitario y aseguró que otra de las medidas para mejorar la economía será activar «el factor anímico» de la población para que tenga seguridad de invertir en el país.
Respecto a las leyes de la llamada «agenda de derechos» que el FA llevó adelante durante estos 15 años de Gobierno, donde se incluye la legalización de la marihuana, el aborto, el matrimonio igualitario y la ley integral para personas trans, Lacalle Pou dijo que no derogará ninguna de ellas.
«Seguramente la del matrimonio la hubiera votado, de hecho yo había presentado un proyecto de ley con otros compañeros de unión civil de personas de igual sexo (…) yo estoy en contra del aborto, voté en contra todas las veces y creo que hay que trabajar para que no se produzcan más abortos», explicó.
Aunque considera que el FA «malgastó una época de bonanza» como pocas veces hubo en la historia del país, el precandidato señaló que continúa con su «forma de entender la vida» bajo la consigna «Por la positiva» -que fue su eslogan en 2014- y afirmó que si llega al Gobierno no tendrá un «complejo refundacional», sino que mantendrá lo que se ha hecho bien.
«Gran parte de la gente que va a cambiar el gobierno viene con una profunda dosis de frustración y con la confianza dañada; hay que cuidársela, hay que reconstruirla», concluyó.
Federico Anfitti (EFE)
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