Por Elio García
Esto sucede hoy en Juan Lacaze, pero podría pasar en cualquier ciudad del Uruguay o del mundo, es la realidad de una persona que dice tener miedo por dar su opinión.
Es inaceptable que exista la sensación de miedo por hablar en un ciudadano.
La carta en realidad viene dirigida a Daniel Pérez, autor de la nota de opinión «Hospital de Colonia: A dedo no!» Y esta mujer quiere agradecer la actitud del autor en denunciar públicamente lo que sucedió en esa institución pública. Por razones de seguridad personal y considerando además que atravesó incluso un estado depresivo, le vamos a llamar «Ana».
Ana llegó hace unos 20 años a Juan Lacaze y trabajó durante siete años en una institución privada de salud. Es auxiliar de servicio y por una reestructura se quedó sin trabajo. El servicio fue tercerizado y ella tuvo que salir a buscar una fuente laboral.
«Lo que pasó en el Hospital de Colonia me indignó mucho, con perdón de la expresión se cagaron en todo. Yo hice un curso con mucho esfuerzo. Lo pagué de mi bolsillo. Salía a trabajar realizando tareas en casas de familias y a las 11:00 me tomaba el Turil de 11:20 para ir a estudiar a Colonia», cuenta Ana.
«A estas personas que entraron al Hospital de Colonia, les facilitaron todo. Son los famosos metidos a dedo, y les agradezco el artículo que publicaron porque al fin alguien saca un poco los trapitos al sol de toda esta situación que hay en medio de esto.»
«Tengo un adolescente y tendré que emigrar a Montevideo para que ella pueda estudiar y yo trabajar. Juan Lacaze es muy chico y no doy mi nombre porque tengo miedo a que marquen a mis hijos,» concluye.