Uruguay es el Rey de la Copa América. Sus 15 títulos así lo atestiguan, uno más que Argentina, su más inmediato perseguidor. Pero en sus últimas dos participaciones, en Chile 2015 y en la Copa América del Centenario de Estados Unidos 2016, quedó fuera de los cuatro mejores.
En Brasil deberá superar esa instancia, el sábado ante Perú en el Arena Fonte Nova de Salvador para romper una regla no escrita que indica que nunca ha estado más de dos ediciones de Copa América consecutivas fuera de los cuatro mejores del torneo.
La impresionante capacidad futbolística de un país con apenas 3,5 millones de habitantes, un milagro en toda regla, se muestra en todo su esplendor en la Copa América, un torneo en cuya concepción como Campeonato Sudamericano colaboraron y en el que son la selección con más partidos disputados: 200, un bicentenario que se cumplió en la victoria del Maracaná por 0-1 contra Chile en la fase de grupos
La trayectoria es aún más impresionante si se van observando cómo se fueron dando esos 15 títulos en 45 ediciones, un tercio de los que estuvieron en disputa en este torneo centenario.
Entre 1916, la primera edición del entonces Campeonato Sudamericano, hasta 1924, la octava, Uruguay cosechó cinco títulos. Solo dos de Brasil (1919 y 1922) y uno de Argentina (1921) se colaron en medio del poderío celeste.
De 1927 a 1947, Argentina y Uruguay se turnaron los títulos -a excepción del de 1939 ganado por Perú-, con más triunfos albicelestes (siete) que charrúas (dos); y en las siguientes décadas su dominio se fue trufando de conquistas para otras naciones como Brasil (1949), Paraguay (1953 y 1979), Bolivia (1963) y Perú (1975).
A las dos copas charrúas de 1983 y 1987, con el ‘Príncipe’ Enzo Francescoli en sus filas, las siguió el despertar brasileño en el torneo, que ganó cinco veces en las nueve ediciones que fueron entre 1989 y 2007.
Durante esa racha se produjo el primer precedente de dos años consecutivos sin Uruguay entre las cuatro mejores de la Copa América, algo que hasta entonces solo había ocurrido de forma aislada en 1949, 1959 y 1979 (en 1925 y 1963 no participó), pero que en Chile 1991 y Ecuador 1993 se produjo de seguido.
En la edición chilena, que se disputó con dos grupos de cinco selecciones de los cuales las dos mejores pasaban a la liguilla final, Uruguay quedó fuera en un Grupo B que lideraron Colombia y Brasil, tras empatar tres partidos (ante Bolivia, Ecuador y Brasil, todos por 1-1), lo que hizo inútil ganar a Colombia 1-0.
Dos años después, en Ecuador y ya con el sistema que actualmente se utiliza, Uruguay fue segunda del Grupo A tras la anfitriona, ganando a Estados Unidos, empatando con Venezuela y perdiendo contra Ecuador, pero en los cuartos de final quedó apeada por Colombia, que ganó en los penaltis (5-3) un partido acabado 1-1 en los 90 minutos.
El retorno charrúa se produjo dos años después, en la Copa América que acogió en su país en 1995, donde la Celeste se hizo con el título con Francescoli, acompañado por Pablo Bengoechea, Daniel Fonseca, Marcelo Otero, Gustavo Poyet o Sergio ‘Manteca’ Martínez.
En la Copa siguiente, la de Bolivia 1997, volvió a quedar fuera de la fase de grupos, pero tras ella encadenó seis ediciones entre los cuatro primeros, con el colofón del triunfo en la de Argentina 2011, el último precedente vencedor charrúa.
Participaron en ese último título uruguayo varios de los protagonistas actuales, como el delantero Luis Suárez (mejor jugador y goleador en la final, junto a Diego Forlán que marcó dos) y su compañero Edinson Cavani, los defensores Diego Godín, Martín Cáceres y Sebastián Coates, y el mediocampista Nicolás Lodeiro.
Tras ese éxito, Uruguay se quedó en Chile 2015 en los cuartos de final, eliminado por la anfitriona y a la postre campeona (1-0), y tampoco tuvo un buen desempeño en la Copa Centenario 2016 en Estados Unidos, superado por México (3-1) y Venezuela (0-1) en el grupo, lo que hizo inútil el 3-0 a Jamaica en el último partido.
Un tercer tropiezo sería algo incompatible con la historia y la mística uruguaya en la Copa América, lo cual lleva indefectiblemente a Perú. Un rival golpeado por el 0-5 encajado ante Brasil, pero sobre el que los jugadores celestes guardan precauciones.
«Creo que es un equipo compacto, dinámico, que sobresale del mediocampo hacia adelante por la calidad de sus jugadores y que ha hecho goles en varios partidos. Nosotros tenemos que estar con la precaución del ataque de Perú y confiar en nuestros jugadores a la hora de atacar para llegar al arco», señaló Giorgian De Arrascaeta.
Precaución y concentración son las claves del equipo que dirige Óscar Washington Tabárez para superar esta llave y volver a estar entre los cuatro mejores de Sudamérica. Recuperarán probablemente al centrocampista Lucas Torreira, después de un problema estomacal que le hizo perder tres kilos. El lateral Diego Laxalt lo tiene más complicado y su reaparición podría ser en semifinales, si llegan.
«Son 90 minutos a morir los dos equipos, a ganar el partido, y el que cometa menos errores es el que se lo va a llevar», resumió Torreira. A morir, y a honrar la historia, en el caso de Uruguay, que quiere volver a estar entre los cuatro mejores del continente una vez más y ambiciona su decimosexta Copa América.
Miguel Ángel Moreno (EFE)
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