El adiós de Uruguay a la Copa América tras caer eliminado por Perú en los penaltis (4-5) tras el 0-0 en el encuentro disputado en el Arena Fonte Nova de Salvador arroja tres claves: un dato, una tradición rota por la ‘Celeste’ y una maldición.
El dato es que a la selección charrúa se le resisten las definiciones por penales en el presente siglo; la tradición rota es la que indica que Uruguay nunca había estado tres Copas América consecutivas fuera de semifinales; y la maldición del estadio en el que el combinado celeste preparó el partido en Salvador.
UN DATO: Uruguay solo ganó dos veces de ocho a los penales en el siglo XXI
La selección charrúa porfió por resolver el partido en los 90 minutos reglamentarios, incluso llegó a marcar en tres ocasiones, todas ellas en fuera de juego, pero no logró desequilibrar el 0-0 y eso le llevó a los penaltis, una instancia en la que no han contado con suerte durante los 19 años del actual siglo.
En ocho ocasiones ha dirimido un resultado oficial la ‘Celeste’ en los penales desde 2001 y solo se impuso en dos, si bien fueron las más importantes: en el Mundial de Sudáfrica 2010, cuando empató con Ghana 1-1 y se impuso 4-2 en los lanzamientos desde el punto de castigo; y en los cuartos de final de la Copa América 2011, la de su último título, ante la anfitriona Argentina (1-1 y 4-5)
Sin embargo, los penales le fueron esquivos en la Copa América 2001, en la que cayó en el partido por el tercer puesto con Honduras (2-2 en el partido, 5-4 en la definición), en las semifinales de la Copa 2004, en las que empató 1-1 ante Brasil y fue eliminado con un 3-5 en los penaltis; y de nuevo contra el mismo rival y en la misma instancia en la edición de 2007 (2-2 y 4-5).
Los lanzamientos desde el punto de castigo también dejaron sin el Mundial de Alemania 2006 a una selección charrúa que jugó la repesca ante Australia, con triunfo celeste 1-0 en Montevideo y derrota 1-0 en Sidney, lo que llevó a unas definiciones ganadas por 4-2 por los oceánicos.
En la Copa Confederaciones de 2013, de nuevo los penaltis se cruzaron en su camino en el partido por el tercer puesto contra Italia (2-2 y 2-3), en el que es el último precedente hasta el de ayer ante Perú.
UNA TRADICIÓN ROTA: Uruguay y las semifinales de la Copa América
Uruguay, rey de la Copa América con 15 títulos, la selección que más acumula en el trofeo más antiguo del mundo, nunca había estado más de dos ediciones de Copa América consecutivas fuera de los cuatro mejores del torneo, hasta ayer.
La derrota ante Perú en Brasil 2019 genera un ciclo inédito en la historia de la selección charrúa, que en Chile 2015 fue eliminada en los cuartos de final por la anfitriona y a la postre campeona (1-0), y en la Copa Centenario 2016 en Estados Unidos no pasó de la fase de grupos, superada por México (3-1) y Venezuela (0-1).
Hasta ahora, Uruguay solo había faltado a su cita entre las cuatro mejores en dos Copas América de forma consecutiva en Chile 1991, eliminada en el grupo tras Colombia y Brasil, y en Ecuador 1993, apeada en los cuartos por Colombia, también en los penaltis (1-1 y 5-3). Además, la ‘Celeste’ quedó fuera de ese lugar de forma aislada en 1949, 1959, 1979 y 1997 (en 1925 y 1963 no participó).
UNA MALDICIÓN: La maldición del ‘Barradao’
Dos sedes han sido las utilizadas por las selecciones que en la Copa América han pasado por Salvador de Bahía, el Estadio Rodrigo Santos ‘Pituaçu’, y el Manuel Barradas ‘Barradao’, hogar del Vitoria de Salvador.
Curiosamente, los equipos que han preparado sus encuentros en el primero de los estadios ya mencionados, como hizo Perú, ganaron o empataron; los que fueron al ‘Barradao’, empataron o perdieron.
Al mismo lugar que Uruguay fue Argentina antes de caer 0-2 con Colombia en la primera jornada, Brasil previamente al empate con Venezuela (0-0) y Ecuador antes de caer contra Chile por 1-2.
Solo Colombia rompió la maldición del estadio del Vitoria, al preparar allí su encuentro contra Paraguay, en el que se impuso por 1-0 para cerrar su grupo. Pero Uruguay no pudo sobreponerse a las energías negativas del Barradao.
Miguel Ángel Moreno (EFE)