El frío del invierno austral y la tristeza por la eliminación de Uruguay de la Copa América de Brasil hicieron que los centros electorales no estuvieran muy activos a primeras horas de una jornada en la que se coló en los discursos políticos el acuerdo UE-Mercosur.
Los más madrugadores fueron los políticos, que alentaron a la población a votar en unos comicios internos que marcan el inicio del relevo presidencial, cuyas elecciones se desarrollarán en octubre, y los jubilados, ya que la media de edad era muy alta.
Entre los primeros, el expresidente del país José Mujica (2010-2015), que tenía previsto sufragar a las 8.00 horas (11.00 GMT) y que se retrasó más de una hora «porque ayer perdió Uruguay», alegó a los periodistas que le esperaban.
En su inseparable Volkswagen «Fusca», le acompañaba la vicepresidenta del Gobierno, Lucía Topolansky, si bien ambos votaban en diferentes centros, situados en barriadas populares de Montevideo.
Ambos hablaron de la importancia que para Uruguay y para toda la región ha tenido el acuerdo firmado el pasado viernes entre la Unión Europea (UE) y el Mercado Común del Sur (Mercosur) y coincidieron en señalar «los disparates», como los calificó Mujica, del «viejo Trump» como motor de arranque para alcanzarlo.
«Se lo tenemos que agradecer al viejo (Donald) Trump (presidente de Estados Unidos), que con los disparates que está haciendo está calentando a media Europa», declaró el veterano líder tupamaro.
Topolansky resaltó que «Uruguay tiene un cupo con la Unión Europea que seguramente se agrande en lo que es carne. Uruguay siempre entró bien con el arroz, pero podría entrar mejor en la UE porque valoran mucho que nuestro arroz no sea transgénico».
En la misma línea de valoración, el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, consideró que el acuerdo es «una buena carta de presentación» para los países integrantes del Mercado Común del Sur (Mercosur).
No obstante, manifestó que los resultados no serán «en lo inmediato», ya que habrá que esperar a la redacción final de los acuerdos legales y a la aprobación en los respectivos Parlamentos de Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil, integrantes del Mercosur.
Todos ellos, militantes de la coalición de izquierdas Frente Amplio (FA), que gobierna Uruguay desde 2005, coincidieron en resaltar que las elecciones internas no suelen tener mucha participación, si bien insistieron en que es una parte importante de la democracia.
Las bajas temperaturas e incluso la lluvia en varios momentos de la mañana desanimaron, a buen seguro, a más de un votante.
Entre los electores, un jubilado, Iván da Rosa, explicó a Efe que «la gente está muy decidida a votar» y, en su opinión, los ciudadanos «quieren un cambio».
Una delegada de la lista de Jorge Larrañaga, precandidato por el Partido Nacional (PN, derecha), Madelón García, apuntó que la meteorología «afecta muchísimo» y consideró que si vota un 30 o un 40 % del padrón electoral será «exitoso».
«El tiempo creo que no está ayudando mucho, más que es una instancia que no es obligatoria, pero yo espero que la gente acuda a votar porque si no lo hacen ahora después en octubre el candidato que ellos quieren no va a estar», declaró a Efe Madelón Laca, una votante de edad avanzada.
Efectivamente, aunque en Uruguay el voto es obligatorio, con aplicación de diversas sanciones en caso de ausencia, estas internas no lo son.
En ese sentido, el intendente (alcalde) de Montevideo, Christian di Candia, explicó que es una «oportunidad de decidir el futuro» del país y expresó su deseo de que mucha gente «se de cuenta que más que una obligación es un derecho».
Los precandidatos que concurren a estas elecciones internas ejercieron su voto a lo largo de todo el domingo.
Entre los precandidatos a la Presidencia de Uruguay la única mujer, Carolina Cosse, aspirante por la coalición oficialista Frente Amplio (FA, izquierda), fue acompañada por su madre y su hija.
Su máximo rival en la interna del FA, el exintendente de Montevideo Daniel Martínez ejerció su voto poco después.
También los principales oponentes en la interna del Partido Nacional (PN, derecha), Luis Lacalle Pou y Juan Sartori, emitieron su voto.
El primero, hijo del expresidente Luis Alberto Lacalle Herrera (1990-1995), lo hizo en el departamento de Canelones (vecino a Montevideo) mientras que el segundo, el «outsider» de la campaña electoral, votó en plena Ciudad Vieja.
Este, uno de los candidatos más polémicos, mostró una gran expectativa ante los resultados porque, en su opinión, «se generó una corriente política nueva, de mucha modernidad, que le va a aportar mucho al país».
El veterano Julio María Sanguinetti, que regresó a la política activa a sus 83 años para reflotar al Partido Colorado (PC, centroderecha), apuntó que su formación había «logrado instalar la idea de un gobierno de coalición» para desalojar al Frente Amplio de la Presidencia.
También su máximo oponente en la interna del PC, Ernesto Talvi, emitió su sufragio con la esperanza puesta en las encuestas que le dan como favorito para convertirse en el candidato presidencial para octubre.
Más de 2,6 millones de ciudadanos están convocados este domingo en Uruguay a las urnas para elegir a los candidatos de cada partido que competirán en octubre -y eventualmente en segunda ronda en noviembre- por la Presidencia del país.
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