Por Elio García
En Carmelo los problemas serios se anuncian con anticipación. Cuando los barcos impactaron en el Puente Giratorio hacía tiempo que las autoridades que debían actuar habían sido alertadas.
La versión de «un imprevisto» en ese accidente es relativa. Todos sabían que había una posibilidad cierta que se repitiera el choque de embarcaciones contra el puente. Por eso fueron muchos meses antes a dialogar con el Ministro Rossi, a pedirle actuación en territorio. Y los concejales y funcionarios de la Intendencia de Colonia regresaron con las manos vacías y promesas que no se cumplieron hasta el 15D.
Con el tema de la conectividad Carmelo-Tigre sucede lo mismo. Ya en setiembre de 2015 la empresa Cacciola comenzó a «avisar». En ese mes y año, reprogramó sus viajes dejando por unos días sin servicio, argumentando una inversión millonaria para poner a punto su flota. Pero algunas versiones aseguraban problemas financieros.
En todo este tiempo también se enviaron cartas, el 21 de enero de 2016 en sesión del Municipio de Carmelo se trató el incumplimiento de frecuencias del servicio de la empresa Cacciola entre nuestra ciudad y Tigre (Argentina).
Hubo un llamado a líneas de bandera nacional que no despertó interés empresarial. El problema siguió evolucionando hasta que se produjo lo inevitable, el cierre de Cacciola y la pérdida de conectividad entre Carmelo-Tigre.
Por esas cosas del destino todo esto sucede en plena reconstrucción del Puerto de Carmelo. Un sitio que podría transformase en un hermoso «no lugar.»
Seguramente en los próximos días desde algún lugar saldrán a apagar un «nuevo incendio de gestión.»
Los problemas están allí, saltan a los ojos, se pueden identificar e incluso hablar. Lo que el sentido común dice que sucederá luego se confirma y sucede.
No salimos de nuestro circulo vicioso, nos cuesta resolver los problemas, y nos vamos quedando sin nada, perdiendo las cosas y llegando siempre tarde.
Así como el viajero siempre dice que regresa, también los mismos problemas nos visitan inexorablemente, repitiendo una lógica de reiteración que resulta de difícil comprensión y análisis.
Carmelo es bravo dicen en los lugares de decisión.