El derrotero de las luminarias de la escollera sobre el Arroyo de las Vacas no tuvo una buena gestión. Algunas vandalizadas, otras quedaron fuera de servicio luego de alguna sudestada. Lo cierto es que fue una importante obra que se intentó arreglar para luego abandonar.
Hoy ninguna de las luminarias de la escollera funcionan. Son parte del mobiliario urbano que se ha perdido. Lo llamativo es que nadie realice gestiones por su recuperación. No es la única obra pública en la ciudad que fue literalmente abandonada.
Si no ponemos la mirada en las buenas cosas realizadas, que lamentablemente hemos perdido, será difícil recuperarlas.