La reivindicación de las raíces ancestrales como elemento de impulso para el futuro es el eje de la muestra de imágenes sobre el pueblo mapuche que el fotógrafo y periodista peruano-chileno Luis Sergio expone en el Museo de Arte Precolombino e Indígena de Montevideo hasta septiembre.
Sesenta y tres instantáneas de un trabajo de 10 años con esa población del sur de Chile componen esta exposición titulada «Pu Mapuche» («Los mapuches») que, en opinión del autor, pretende que el espectador «reflexione sobre las culturas indígenas en Latinoamérica».
«Busco que se haga la pregunta (sobre) que nosotros, Latinoamérica, somos ancestrales. Antes de nosotros había alguien acá. Tenemos que buscar nuestras raíces porque un país sin raíz no tiene futuro», destacó el fotógrafo en entrevista con Efe en Montevideo.
Según el fotógrafo de 42 años, este proyecto muestra «la vida cotidiana, las costumbres, los ritos y su inmigración a la ciudad».
Un apartado destacado en «Pu Mapuche» es el dedicado a los tatuajes, con fotografías de jóvenes tatuados de tercera y cuarta generación.
«Ellos se siente en la sangre que son mapuches pero quieren mostrarlo en alguna manera. Lo muestran a través de estos tatuajes en la piel», acotó.
«Pu Mapuche» se expuso por primera vez en marzo de 2018, en la sala Chile del Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago, y por ella pasaron 53.259 personas.
Luis Sergio inició esta obra en 2004, cuando transitó desde la costa de Puerto Saavedra y las cercanías del lago Budi, hasta la frontera con Argentina en la laguna de Icalma y luego lo completó en Santiago de Chile.
El fotógrafo, que reside en Lima, partió hacia Chile con la idea de recorrer los Andes y de que «la cultura mapuche estaba por extinguir», pero cuando viajó al sur del país vio que estaba «más viva que nunca».
Cuando llegó a la civilización mapuche, reconoció que no ganó la confianza suficiente con sus pobladores y aprendió de la cultura para poder sacar fotografías de ellos.
«(Pretendía) Quitarme ese cartel de reportero; al principio los veía con mucho respeto y, a veces, el respeto ayuda pero también te aleja de las situaciones. Te aleja la esencia», destacó el exfotógrafo del diario peruano La República.
Según Sergio, no hubo muchas fotos de los primeros años y confiesa que a partir del cuarto pudo hacer un trabajo más profundo y cercano.
El peruano-chileno se enamoró de la cultura mapuche y, según explica, hubo momentos en los que demoró hasta tres años para sacar una fotografía de un momento determinado.
Por ejemplo, cuando los mapuches entran al guillatún, un ceremonial religioso, esperó el momento justo para hacer la foto, que, según relata a Efe, salió «muy mística».
En 2009 interrumpió el proyecto para ejecutar otras obras por Latinoamérica, pero en 2011 lo retomó gracias al mecenazgo de un empresario.
Cuando Luis Sergio llegó a las tierras andinas no solamente hizo fotografías, sino que se involucró en la vida de la población mapuche, arando y cosechando en la cosecha, y ayudando en otras actividades.
«Estaba mirando y no hacía nada; entonces preferí hacer interactivo con hacer cosas y me di cuenta de que hay situaciones donde me volví muy invisible al lado de ellos», explicó Sergio, quien agregó que había momentos que ellos «ni siquiera se daban cuenta que tomaba la foto».
Luis Sergio detalló a Efe que la vida cotidiana de los mapuches transcurre entre ser profesores de su lengua y su vida al campo mientras otros se dedican a ser «machi» (quienes dirigen los ceremoniales).
El periodista y fotógrafo tuvo muchas experiencias en el proceso y para él «hay cosas que le faltan», pero pudo finalizarlo gracias a una reflexión que tuvo en el entierro de un «machi», que era amigo suyo.
«Me doy cuenta que todas las personas que querían estar en mi muestra se estaban muriendo y yo seguía con el proyecto. Entonces yo creo que ahí fue cuando lo terminé», expresó.
El reportero comenzó a sentirse parte de la cultura mapuche porque «hay que identificarse con la gente que vas a retratar», tanto que en el último censo chileno dijo que pertenecía a esa población.
Branden Luis Figarola (EFE)