Ante una Sala Acuña de Figueroa colmada por autoridades, docentes, investigadores y público interesado, el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEEd) presentó el Informe sobre el estado de la educación en Uruguay 2017-2018. En esta tercera edición, el documento ofrece algunas interpretaciones sobre posibles implicancias de los resultados para la política educativa.
El evento se inició con palabras de la presidenta de la Comisión Directiva del INEEd, Alex Mazzei, quien destacó que en el Instituto está consolidando una estructura de evaluación que permite el seguimiento de indicadores, lo que es un gran logro para el país. Explicó que el informe se centra en la inequidad de los aprendizajes y aborda tres pilares sustantivos: los estudiantes, los docentes y el sistema en su conjunto.
La presentación de los datos del informe estuvo a cargo de Carmen Haretche, directora del Área Técnica del Instituto. En el comienzo de su exposición se centró en el presupuesto educativo. Explicó que la discusión en el Parlamento se realiza solo sobre el monto incremental, lo que deja escaso margen para la negociación y la reasignación entre niveles o necesidades educativas, además, al ser altamente centralizado, se restringe el margen de acción de la política educativa de los consejos desconcentrados.
Los datos presentados corresponden a recursos salariales de los centros del Consejo de Educación Secundaria (CES) (el 85% del gasto de la Administración Nacional de Educación Pública son remuneraciones y al analizar la distribución del personal se está abordando la mayoría de los recursos), donde existe normativa que regula la asignación diferencial de recursos, pero esta no siempre favorece a la población más vulnerable.
Los principales elementos que inciden en la asignación de personal a los centros de secundaria son: la oferta educativa (plan de estudios, modalidad educativa y programas complementarios), la matrícula del centro, la categoría del centro, la conformación de los equipos docente y no docente, y el sistema de elección de horas.
Los liceos comunes presentan un menor costo salarial anual por estudiante ($ 59.332) y atienden a poblaciones con una vulnerabilidad menor a la del promedio nacional. Las propuestas de tiempo completo ($ 100.568), rural ($ 86.541) y los centros educativos integrados ($ 91.133), que atienden a las poblaciones más vulnerables, tienen un costo salarial por estudiante mayor al del promedio nacional, aunque llegan a una cantidad de alumnos mucho menor.
Con relación a los docentes, Haretche señaló que en lo que refiere al atractivo salarial de la carrera, de 1910 a 2010 la relación de los salarios de los distintos subsistemas educativos con el PIB per cápita muestra que han bajado de manera muy importante las remuneraciones. El deterioro más reciente comenzó a partir de la década de 1970, cuando la brecha a favor del salario docente prácticamente desapareció en las tres ramas de la educación, y desde entonces se ubicó entre 0,5 y 0,6 del PIB per cápita.
A pesar del importante esfuerzo fiscal que promovió el aumento de los salarios de los docentes del sector público a partir de 2005, estos se continúan ubicando por debajo de los de las otras profesiones elegidas para la comparación en el informe.
El documento utiliza datos del estudio PISA-L 2009-2014 para analizar las trayectorias educativas de quienes efectuaron la prueba internacional en 2009. La probabilidad de asistir a formación docente aumenta cuando: se han tenido experiencias previas de rezago, se obtuvieron menores desempeños en PISA 2009 y se proviene de contextos socioeconómicos y culturales menores.
En promedio, en 2017 los maestros de primaria e inicial tuvieron 20 inasistencias. El 17%,9 no tuvo, el 12,5% tuvo de 1 a 5, el 21,7% de 6 a 10, el 16,3% de 11 a 15, el 9,9% de 16 a 20 y el 21,8% más de 20.
La mayoría de las faltas de 2017 se vincularon con certificaciones por enfermedad (40%), que se incrementan durante el invierno y al final del año lectivo. Los motivos psíquicos son los de mayor recurrencia.
En lo vinculados al acceso a la educación obligatoria, la directora de nuestra Área Técnica aportó un panorama por edades y la evolución de 2006 a 2018. En educación inicial, el acceso al sistema educativo de los niños de 3 años pasó de 46% en 2006 a 74% en 2018, el de los de 4 años de 77% a 94% y el de los de 5 años de 95% a 99%.
El abandono del sistema educativo empieza a crecer desde los 12 años a medida que aumenta la edad. La proporción de estudiantes que abandona es claramente menor en 2018 que en 2006, señaló.
A los 19 años, cuando ya se debería haber finalizado la educación obligatoria, el egreso de media superior pasó de 24% a 36% entre 2006 y 2018, y a los 23 años de 32% a 43%. Sin embargo, la magnitud del cambio es escasa. En 2018, un 51% de la población de 23 años había abandonado el sistema educativo.
En 2017 el porcentaje de personas de 20 a 24 años que completó educación media en Uruguay era menor al de Chile y Brasil y al del promedio de América Latina.
Cuando se analiza el grado de cumplimiento de las metas de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), en el informe se constata que se alcanzó la de egreso de media básica entre los 18 y 20 años. Las de egreso oportuno de media básica y superior no se alcanzaron, pero se ubicaron en valores cercanos a la meta. Existe sí una distancia importante entre la meta de egreso entre los 21 y 23 años y el valor alcanzado.
El informe presenta una sección enfocada en los alumnos con necesidades educativas especiales. En ella se informa que en Uruguay se desarrolló un marco normativo para la inclusión educativa, pero el sistema no posee información sobre qué sucede en los centros educativos con relación a la aplicación de dicha normativa. A su vez, en primaria y media existe una baja disponibilidad de materiales para los alumnos con necesidades educativas especiales (textos en sistema Braille, libros en macrotipo, apoyos visuales o auditivos, entre otros), lo que se acentúa en los centros de contexto socioeconómico y cultural más vulnerables.
A la hora de presentar datos obtenidos de Aristas Primaria 2017, se destacó que en el sistema educativo las características socioeconómicas y culturales de los alumnos, así como sus desempeños, resultan segregados cuando se los relaciona con cada escuela. A su vez, los desempeños también son inequitativos.
Por primera vez se presentaron datos de la aplicación de Aristas media en tercer grado. Se destacó que hay una variación importante en los desempeños en lectura de acuerdo con el sistema socioeconómico y cultural del centro. A su vez, cuando el contexto es más favorable, se incrementa la proporción de estudiantes en los niveles más altos de desempeño.
Por su parte, los desempeños en matemática también están asociados al contexto socioeconómico y cultural del centro. El 63,2% de los alumnos de tercer grado de media está en los niveles bajo 1, 1 y 2. Entre los que asisten a centros de contexto muy desfavorable la proporción crece a 82,2%.
Finalmente, Gisselle Tur Porres, directora ejecutiva del Instituto dijo que el Informe sobre el estado de la educación en Uruguay 2017-2018 instala algunos desafíos para el sistema educativo nacional: inclusión, descripción de niveles de desempeño y progresiones de aprendizaje, valorización de la profesión docente, minimizar desigualdades y lograr más equidad en las oportunidades educativas.