Iberoamérica cumple una década de Cooperación Sur-Sur con más de 7.400 proyectos

El coordinador del Espacio Iberoamericano de Cohesión Social de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), Martín Rivero, habla este martes durante la presentación del libro "10 años de Cooperación Sur-Sur en Iberoamérica" y del Informe de la Cooperación Sur-Sur en Iberoamérica de 2018 por parte de la Agencia Uruguaya de Cooperación Internacional, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay y la Secretaría General Iberoamericana. EFE/Raúl Martínez

Iberoamérica llegó a una década de su Cooperación Sur-Sur, en la que los países de la región han trabajado en más de 7.400 proyectos en común, aprenden de los otros y colaboran en conjunto con miras al desarrollo y al compartir conocimientos con la comunidad internacional.

Este martes la Agencia Uruguaya de Cooperación Internacional, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay y la Secretaría General Iberoamericana (Segib) presentaron en Montevideo el libro «10 años de Cooperación Sur-Sur en Iberoamérica» donde se hace un resumen de los principales logros a partir de esta cooperación y los desafíos para el futuro.

Además, se presentó el Informe de la Cooperación Sur-Sur en Iberoamérica de 2018.

En este sentido, el coordinador del Espacio Iberoamericano de Cohesión Social de la Segib, Martín Rivero, dijo a la prensa que la cantidad de proyectos alcanzados en esta década hacen que esta sea «una región única en el mundo».

«El crecimiento de la cooperación entre iguales, horizontal, ha sido el cambio más significativo que ha tenido la cooperación internacional al desarrollo en los últimos quince años», señaló.

Con respecto a otro tipo de colaboraciones internacionales, el coordinador explicó que la Sur-Sur está «mucho más adaptada» a las capacidades y necesidades específicas de los países en desarrollo y eso hace que muchas veces se obtengan «mejores resultados con menos recursos».

Asimismo, Rivero dijo que uno de los principales desafíos es que los países puedan explicarle a sus ciudadanos los beneficios de este tipo de colaboraciones, que hacen que la cooperación internacional «no sea un gasto sino una inversión bastante pequeña que logra maximizar los recursos nacionales».

«Hacemos cooperación, recibimos cooperación y podemos encontrar mejores soluciones para nuestros dilemas del desarrollo para aplicarlos a las políticas públicas, es decir, para que nuestros recursos en las políticas públicas tengan mayor impacto en nuestra ciudadanía», acotó.

Además, el coordinador, que dio una exposición en la que detalló cada aspecto fundamental de estos diez años, enfatizó que hay ciertos aspectos en los que la Cooperación aún no ha sido demasiada como «las desigualdades en términos generales» donde incluyó al género, la población afrodescendiente o indígena y las personas con alguna discapacidad.

«Debemos trabajar en proyectos específicos que apunten a esa población y también la visión de que los proyectos en general sobre las distintas temáticas», apuntó.

Respecto a la situación de Uruguay, Rivero dijo que el país austral se destaca como «dual» porque tiene un equilibrio entre la cantidad de proyectos en los que brinda conocimiento y en los que recibe.

«Es el más Sur-Sur en su estrategia porque verdaderamente plantea una relación horizontal, quiere aprender y quiere beneficiarme del conocimiento de los demás», añadió.

Sostuvo además que la cooperación de Uruguay se ha caracterizado por un fuerte componente social, con políticas de salud -donde las antitabaco tuvo un rol protagónico-, temas agropecuarios y recibe colaboración en temas medioambientales, energéticos y de agua. (EFE)

Salir de la versión móvil