La atleta uruguaya Déborah Rodríguez se cargó esta jornada un bronce en 800 metros lisos en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 que le sirvió para quitarse «un peso de encima» y llenarse de felicidad.
«Estoy feliz, feliz. ¡Ay, lo que necesitaba esta medalla!, yo le rezaba a todos mis santitos, a Dios, a mi abuelo que me estaba mirando desde el cielo, por favor que me den esta medalla porque lo necesitaba, mi país lo necesitaba», dijo entre lágrimas Rodríguez al llegar a la zona de prensa del estadio de la Videna donde se celebran las pruebas de atletismo de estos Juegos.
Rodríguez, quien ya ganó un bronce en los 400 metros vallas en Toronto 2015, se mostró muy satisfecha con su carrera, en la que hizo su mejor marca de la temporada con 2:01.66, a dos milésimas de la plata que se llevó la cubana Rose Mary Almanza.
El oro, de la jamaicana Viola Natoya Goule quedó también a tiro de la corredora con una marca de 2:01.26.
La carrera fue liderada por las medallistas desde el inicio, con Rodríguez cómoda cerca de la cuerda y controlando a sus rivales.
Cuando sobre los 600 metros de carrera las corredoras apretaron el paso, Rodríguez pudo prenderse al grupo de cabeza y mantenerse en una recta final heroica en la que le fue incluso comiendo tiempo a la cubana, que sufrió para aguantar el empuje de la corredora de Montevideo.
«Mi entrenador me dijo, tienes que replantear la carrera y salir a correrlas a ellas. Cuando veníamos por los 500 metros, veía a la canadiense a mi lado y tenía que salir a atacar, porque si no no iba a tener espacio.(…). Salí adelante y entramos en la recta final, donde salí a relajarme y controlarme. Y entonces vi que me acercaba a la cubana y dije ¡miércoles!, hay que correr porque capaz agarramos plata, pero no se dio», relató una satisfecha Rodríguez.
La corredora confesó que llevaba «todo el año» soñando con un metal en los Panamericanos, para lo que se iba a «dejar el alma».
«Y estoy acá, la tengo y es como que ¡guau!. No lo podía creer porque llevo todo un año entrenando para obtener los tiempos (…) No podía mas con la emoción, no lo podía creer… Y a la vez se me cayó un gran peso de encima porque era lo que añoraba. No tengo palabras», añadió. (EFE)
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