Cuando tenía 10 u 11 años, el uruguayo Julián Schweizer vio a los surfistas con sus trajes de neopreno en plena acción y no lo dudó, le dijo a sus padres que quería «un disfraz» como el que usaban con la clara idea de comenzar a practicar ese deporte.
En ese verano, le regalaron su primera licra y le consiguieron una tabla con la que el joven de 21 años dio sus primeros pasos en una actividad que lo llevó a quedarse con la medalla de plata en la final de la categoría Longboard en los Panamericanos Lima 2019.
En dicha instancia, el uruguayo se midió ante el local Benoit Clemente, quien además de su rival es su amigo.
«Somos muy amigos, él es como si fuera mi mentor, corremos con las mismas tablas, viajamos mucho tiempo juntos», remarcó en una entrevista con Efe el joven, quien agregó que en los próximos días participarán de la segunda etapa del Tour Mundial en España y Estados Unidos.
Durante la definición por la presea dorada, Schweizer señaló que disfrutó mucho junto a Clemente, a quien molestó «bastante» a la vez que fue molestado.
«Fue una final muy competitiva pero muy linda de surfear a la vez», explicó.
Pese a que no se pudo quedar con el primer puesto, el uruguayo expresó que fue «una emoción enorme» conseguir una presea para el surfing de su país y que las repercusiones de su logro fueron «más grandes» de lo que esperaba.
Respecto a su participación en los Panamericanos, Schweizer afirmó que fue «una experiencia única», porque en su disciplina siempre se acostumbra a viajar solo o en pequeños grupos, y en este caso compartió con una delegación de más de 150 personas.
«Me pasó de conocer a un montón de uruguayos que capaz que los conocía a través de las redes o por sus logros, pero conocerlos personalmente fue increíble. Es muy lindo el ambiente que se vive dentro de la villa, donde cada uno se apoya y se da energía para ir a competir», enfatizó.
Además, el joven contó que dentro de la villa cada vez que se cruzaba con alguien que utilizaba la vestimenta celeste, lo saludaba aunque no supiera quien era, y añadió que a la hora de la comida, buscaba quien llevaba el chándal de su país para sentarse juntos.
Sobre la organización llevada a cabo por Perú, Schweizer puntualizó que fue «muy buena» y que le sorprendió «muchísimo».
«Lima es una ciudad bastante caótica en la parte de transito. Nosotros para movernos de un lugar a otro no teníamos ningún problema, siempre salían las cosas en hora, todos los voluntarios eran muy buena onda y estaban dispuestos a ayudarte. Fue una experiencia muy buena», aseguró.
En cuanto a las delegaciones adversarias, el uruguayo dijo sentirse sorprendido por la cantidad de deportistas que tenían las de Argentina (553) y México (542).
Con vistas a su futuro, Schweizer, quien vive en Costa Rica donde se entrena por las condiciones del clima y de las olas que le brinda ese país, comentó que tiene «muchos sueños», pero que «sin dudas» el más grande es ser campeón del mundo.
Asimismo, el deportista, que se encuentra en el Top 10 de la Liga Mundial de Surf (WSL -por sus siglas en inglés-), confesó que sueña con estar en unos Juegos Olímpicos.
Sin embargo, eso no podrá ser en Tokio 2020 donde el surf estará a prueba con una sola categoría.
«Todo parece indicar que nos van a aceptar para Paris 2024. Si es así, van a incluir todas las disciplinas y eso me permite soñar con ser olímpico. Si las cosas se siguen manteniendo como vienen hasta ahora es muy probable que pueda participar», sentenció Schweizer a Efe.
Finalmente, el uruguayo afirmó que desde su punto de vista «el deporte es una muy buena fuente de educación para la vida» por los valores que enseña, por lo que remarcó su deseo de que el Estado y las empresas privadas apoyen cada vez más las actividades físicas.
Santiago Carbone (EFE)
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