La desocupación juvenil es un desafío para el futuro del trabajo en América Latina y el Caribe, donde cerca de 10 millones de jóvenes no consiguen incorporarse al mercado laboral, advirtió este lunes la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Con motivo del Día Internacional de la Juventud 2019, la oficina de la OIT para América Latina y el Caribe informó en Lima que la tasa de desocupación juvenil «ronda» el 18 %, la más alta desde que comenzaron los promedios regionales en 1991, cuando era de 11,1 %.
«Y todo parece indicar que no se reducirá en el futuro próximo, de acuerdo con las últimas estimaciones realizadas por la OIT», alertó el organismo antes de agregar que los que encuentran un empleo «deben enfrentar déficits de trabajo decente e informalidad».
Al respecto, el especialista en empleo juvenil de la OIT Guillermo Dema enfatizó que se está «hablando de casi 10 millones de jóvenes entre 15 y 24 años de edad», por lo que el organismo «considera que el empleo de los jóvenes es un tema prioritario».
El informe sobre «Perspectivas sociales y del empleo en el mundo -Tendencias 2019», publicado por la OIT a comienzos de este año en Ginebra, indicó que la tasa de desocupación juvenil promedio de América Latina y el Caribe fue de 17,9 % en 2018, tras haber registrado 18 % en 2017.
Según la herramienta «Data Finder», que permite observar la evolución de algunos indicadores laborales, de un total estimado de 110 millones de jóvenes de 15 a 24 años, 56,3 millones no forman parte de la fuerza laboral, en su mayor parte porque estudian.
De 53,7 millones ya incorporados a la fuerza de trabajo, al menos 9,6 millones no consigue empleo, lo que equivale a cerca de 40 % del total de los desempleados en la región, indicó la OIT.
Aunque Dema remarcó que también se deben tener en cuenta otras circunstancias como la calidad del empleo al que acceden los jóvenes.
«El crecimiento económico es fundamental para recuperar el empleo en general. Pero la región en este momento registra un crecimiento débil», sostuvo antes de agregar que «detrás de los promedios regionales hay diversas situaciones nacionales, y las tasas pueden ser diferentes según el país».
Sin embargo, «la tendencia al alza ha sido una constante durante los últimos años», ya que algunos mercados laborales registran tasas de «desocupación juvenil por encima del 20 %».
Para Dema el desempleo «es la punta del iceberg, porque es lo más visible» de la problemática que enfrenta ese sector de la sociedad, por lo que América Latina y el Caribe están «frente a un desafío político que demanda una demostración de voluntad en la aplicación de políticas innovadoras y de efectividad demostrada».
El experto dijo que en la región «es necesario mejorar la calidad de la educación y de la formación profesional, y también abordar el desfase entre las habilidades y conocimientos que adquieren los jóvenes y lo que requiere y valora el mercado laboral».
«El crecimiento económico robusto permite generar mayor trabajo y esto impacta también a los jóvenes. Pero si bien el crecimiento es clave, no es suficiente. Hay que poner en marcha políticas específicas para generar empleos», enfatizó.
Destacó que para la OIT «el tema del empleo juvenil es fundamental y prioritario», ya que en la Declaración del Centenario de la organización, adoptada en junio pasado en Ginebra, se planteó específicamente la necesidad de avanzar en las metas de trabajo decente para todos «poniendo énfasis en la integración efectiva de los jóvenes en el mundo del trabajo».
«Es evidente que con los jóvenes se decide qué forma tendrá el futuro del trabajo», agregó antes de recordar que la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible también «reconoce en varias de sus metas la centralidad de la incorporación plena de la juventud en el mercado de trabajo como una condición necesaria para transitar hacia sociedades más igualitarias». (EFE)