Uruguay es un país pequeño, de solamente un poco más de 3 millones de habitantes, ubicado entre dos gigantes y perdido a la vista de muchos; sin embargo, esto no impide a los ciudadanos de este país suramericano disfrutar de sus tradiciones, festejar y, sobre todo, recordar sus hazañas.
Este enamoramiento de los uruguayos por el pasado hace que una de las principales fiestas del país sea la Noche de la Nostalgia, un evento masivo en el que la ciudadanía -de todas las edades pero fundamentalmente los más veteranos- sale a boliches, bailes y eventos a disfrutar de la música del pasado.
Los Beatles, Rolling Stones, Bee Gees, Village People, Elvis Crespo y Celia Cruz son solo algunos de los ejemplos de la gran diversidad de artistas que los uruguayos pueden escuchar en los locales bailables de todo el país.
En 2004, el Parlamento convirtió esta tradición en la ley 17.825.
El amor por el pasado no es algo que solamente suceda con la música, sino que es un aspecto característico de la sociedad uruguaya que, en líneas generales, siente aprecio y orgullo por algunas situaciones que marcaron su historia.
Uno de los eventos que todo uruguayo de pura cepa se infla el pecho para narrar es el histórico «Maracanazo», que se refiere a cuando la selección uruguaya de fútbol venció a Brasil en la final del Mundial 1950 en uno de los partidos más épicos e increíbles de la historia de ese torneo.
El arraigo por el fútbol que tiene Uruguay hace que, pese a sus pocos habitantes y a no disponer de las mejores infraestructuras, año a año surjan nuevas estrellas del fútbol mundial de la talla de Luis Suárez, Edinson Cavani, Diego Godín o Federico Valverde. Todos ellos, con la marca distintiva e histórica de la «garra charrúa».
Pero más allá del fútbol, los uruguayos también defienden buenas épocas a nivel político y económico, como cuando eran reconocidos a nivel mundial como «La Suiza de América» gracias a la estabilidad económica, desarrollo, sus leyes de avanzada y los avances educativos de los primeros años del siglo XX.
Un poco por aspectos reales y otro tanto por construcción colectiva y narración de los políticos de turno, los uruguayos suelen hablar de la primera mitad del siglo como los años dorados.
La cultura no es ajena a la nostalgia y, por ello, uno de los momentos en los que hay más personas recorriendo las calles del país es el Día del Patrimonio, en el que los museos, sitios históricos, casas tradicionales y centros culturales abren sus puertas e incluso ofrecen espectáculos.
En todo este espectro de recuerdos se enmarca la Noche de la Nostalgia, la fiesta masiva que desde hace ya 41 años es tradición en el país y, desde hace 15, ley.
Esta celebración surgió gracias a un programa de radio que en 1978, bajo la iniciativa del locutor uruguayo Pablo Lecueder, tuvo la idea de convocar a todos los oyentes a ir a un lugar bailable y solamente escuchar «música vieja».
Con los años la fiesta se expandió, las discotecas se dieron cuenta del amor que los uruguayos tenían a la memoria y se apropiaron de esta fecha que hoy ya es icónica.
La razón por la que se celebra cada 24 de agosto es que un día después es la celebración de la Declaración de la Independencia y gran parte de la población no trabaja.
La ley aprobada en 2004 establece que el Ministerio de Turismo uruguayo debe incluir a la Noche de la Nostalgia en los eventos turísticos y promocionar esta fiesta «a través de Embajadas, Consulados y oficinas comerciales».
En este sentido, el viceministro de Turismo, Benjamín Liberoff, dijo a Efe que desde su cartera fomentan esta fiesta, sobre todo en Argentina, por medio de paquetes promocionales con facilidades para viajar a Uruguay y ofertas en páginas web.
«Es una oportunidad de poder disfrutar éxitos que acompañaron toda nuestra vida y que masivamente una sociedad tenga un punto de encuentro en una situación de esa naturaleza me parece muy rescatable», expresó.
Esta particular fiesta uruguaya este año se celebrará un sábado por lo que, a la calma típica de cada 25 de agosto por el festivo, se le sumará que es un domingo.
De esta forma, la mayoría de los uruguayos no tendrán excusas para no salir, una vez más, en masa a disfrutar de los éxitos musicales, recordar viejas épocas y seguir abrazados a la nostalgia que forma parte de su identidad cultural.
Federico Anfitti (EFE)
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