La idea es presentada por «vecinos de Carmelo» y efectivamente muchos de ellos firman la carta enviada el pasado 15 de abril a la Junta Departamental de Colonia.
Se trata de convertir el viejo edificio del Molino Solís en un museo harinero y agrícola. Así Molino Carmelo S.A. se desprendería de un bien que tiene una importante deuda con la Intendencia de Colonia por Contribución Inmobiliaria.
Este acuerdo sería fundamental para continuar con Molino Carmelo, en la misma carta presentada señalan una situación preocupante, advierten que de no haber acuerdo más de 40 familias quedarán sin trabajo.
Los trabajadores y propietarios buscan resolver este difícil trance económico, ya que la deuda de Contribución Inmobiliaria con la Intendencia les tranca la obtención por ejemplo de créditos en su actividad privada, entre otros asuntos. El acuerdo sería traspasar toda esa estructura que abarca unos 4.485 metros cuadrados, con accesos por las calles Solís, Lavalleja, Mortalena o Sarandí; a la Intendencia de Colonia a través del Municipio de Carmelo.
La propuesta es mediante un comodato, ya que la empresa estaría dispuesto a cederlo, o mediante la compra del bien inmueble, para ser usufructuado por la comunidad en diferentes actividades. Así la empresa se desprendería de ese bien y por añadidura de la deuda.
El tema es de difícil resolución. La experiencia que ha tenido la Intendencia de Colonia con bienes donados no ha sido buena, pensemos por ejemplo en los Barracones del Barrio Lomas. Pero también por otra parte es prioritario no perder una fuente de trabajo tan importante como lo es el Molino Carmelo, empresa emblemática de la ciudad.
La propuesta plantea antecedentes cercanos, como el Museo de la Revolución Industrial dentro del Establecimiento Liebigs Anglo por resolución de la Intendencia de Río Negro. La carta pide que las autoridades estudien la viabilidad del proyecto. Es la última posibilidad en salvar la empresa.