La resolución ministerial incluye un Plan de Acción.
Quian entiende que cortar el ciclo de esta enfermedad es un trabajo conjunto de las distintas instituciones y que la Leishmaniasis visceral es una patología que, en caso de ser contraída, puede ser grave en humanos.
Junto a Quian estuvo presente la directora de Epidemiología, Laura Solá, quien dijo que, si bien aguardan que no se registren casos en personas, los medicamentos están disponibles para atacar la enfermedad.
En la conferencia realizada en Salto, el director de Salud aclaró que esta parasitosis es independiente de cómo se gestionó el regreso a los hogares de las personas que lo debieron abandonar o fueron evacuados a causa de las inundaciones que afectaron el noroeste de Uruguay.
“La leishmaniosis es un riesgo que ya conocíamos”, insistió el jerarca.
En ese contexto, Quian felicitó el trabajo que se viene realizando para el retorno de los evacuados, dado que los problemas sanitarios registrados a consecuencia de las inundaciones fueron mínimos.
Plan de Acción
El Plan de Acción, del cual Quian hace referencia, es de carácter interinstitucional y procura actuar sobre los diferentes factores de riesgo que rodean a esta parasitosis, procurando prevenir y controlar la enfermedad.
Entre las acciones se destacan reforzar la comunicación a la población brindándole más información e implementar medidas de prevención para evitar la transmisión de
Leishmania infantum.
Entre las medidas se incluye interrumpir la circulación de parásitos controlando los reservorios, hacer un seguimiento de la población de flebótomos con base en el manejo ambiental, promover en la comunidad el adecuado manejo del entorno y la tenencia responsable de mascotas, así como realizar el diagnóstico y el tratamiento precoz de las personas enfermas.
También se insta a eliminar posibles sitios de cría de flebótomos en los hogares y su entorno, como mantener limpio el domicilio humano y sus cercanías, sin acumulado de ramas, troncos, residuos de poda y acumulación de desechos orgánicos.
Es importante delimitar el espacio de las casillas de perros, gallineros y otros refugios de animales, alejándolos de la vivienda humana y entre sí.
En ese marco, no se recomienda el uso indiscriminado de insecticidas, ya que tienen corta duración y dispersión espacial, producen contaminación ambiental y favorecen la resistencia.
El MSP entiende fundamental disminuir el riesgo de infección de los perros, protegiéndolos con collares repelentes del insecticida deltametrina a 4 % y cambiarlos cada 4 meses.
Asimismo, se recomienda no tener perros en zonas de transmisión del parásito y adquirir las mascotas en criaderos reconocidos, exigiendo un estudio negativo para leishmania del cachorro o de la madre. También apela a la tenencia responsable de mascotas (castrar, uso de collares repelentes, control periódico veterinario).
Para disminuir el riesgo de infección de las personas es importante evitar estar al aire libre en las horas de mayor actividad de los flebótomos, cubrirse con ropa adecuada, colocar mosquiteros en puertas y ventanas de la casa y tules sobre las camas de los más pequeños y evitar compartir espacios con los perros en los horarios de actividad vectorial.
A ello se agregan las recomendaciones de alejar más de cinco metros la “cama” de los perros y las de humanos, utilizar repelentes con DEET (N,N-dietil-meta-toluamida) y pastillas termo evaporables (piretroides) en la vivienda durante las horas de actividad vectorial.
El MSP también apela a reforzar la comunicación con el equipo de salud y con los médicos veterinarios, a través de talleres de capacitación.
Otro de los aspectos a priorizar es la coordinación de las tareas con todas las instituciones involucradas en el trabajo de vigilancia y control de las leishmaniasis. También define el rol de las intendencias y de los gobiernos locales.