Un Municipio sin ciudadanos

Por Elio García

La señal que dio ayer la sociedad carmelitana es muy fuerte.

En la presentación de una de las más importantes instancias institucionales del gobierno local, que es la  Rendición de Cuentas, es decir donde hay que explicarle al soberano en qué y cómo se invierten los dineros públicos, solo concurrió un vecino.

Es verdad que quien sale peor parado es el Alcalde de turno, pero concluir solo en ese dato sería injusto e incompleto.

Hay un fracaso compartido que le compete a todo el cuerpo de concejales y deberían analizarlo con seriedad y serenidad. Y surgen muchas preguntas para equilibrar dichas responsabilidades.

El Municipio de Carmelo colaboró con unas 74 instituciones, eventos y talleres. Lo hizo con dineros públicos en el marco de una solicitud de colaboración. Solo una de esas instituciones estaba presente y fue RadioLugares. El resto no asistieron.

No era obligatorio, pero eso nos indica la falta de empatía institucional. Para solicitar dinero están firmes, sin embargo no existe la formalidad para acompañar estos procesos tan necesarios de construcción política en ciudadanía y participación. Curiosamente tampoco el Municipio obliga a una devolución informativa de cómo se procesaron esos gastos.

Capítulo aparte por lo impresentable la actitud de todos los partidos políticos. Solo dos ediles suplentes concurrieron a esta reunión, Sergio Pulero (Partido Nacional) y Juan Franggi (Frente Amplio).

¿Donde quedaron -por ejemplo- aquellos 13 militantes del Frente Amplio local que respaldaron a los concejales de su partido, luego de la renuncia presentada en el Municipio de Carmelo por la concejal suplente Norma Ortíz el 18 de mayo de 2016?, los recuerdo irrumpiendo en la sala y pidiendo la palabra.

¿Dónde están hoy – a tres años –  en la construcción de ciudadanía y participación?, ¿por qué no concurrieron ayer? ¿ya no hay gente?

En junio de este año el Gobierno Nacional contrató a Grameen para diseñar e implementar «metodologías de planificación participativa del desarrollo» a través de las llamadas Agendas Municipales de Desarrollo Territorial.

Suena buenazo el nombre del taller, lástima que invirtieron dineros públicos, unos $ 500.000 pesos uruguayos solo en el Municipio de Carmelo con esta idea.

Y los resultados primarios están a la vista. Uno de los puntos que trataba estos talleres  era la «articulación y coordinación interinstitucional«. Ayer en plena Rendición de Cuentas no había ni el loro si ponemos la lupa en el rubro «institucional.»

Podríamos también hablar del «Carmelo 2030» unos encuentros que tenían como objetivo  analizar desafíos, oportunidades y propuestas para un desarrollo sustentable de nuestra ciudad con una visión estratégica a mediano y largo plazo.

Todo muy lindo en teoría, pero en la práctica la ausencia de ciudadanos marca una tendencia sostenida y aleja este instrumento de la gobernanza local.

Ayer todo fue tan raro que en la presentación de los proyectos ganadores para reformar espacios públicos, donde votaron más de 600 personas, curiosamente ninguna concurrió a enterarse del resultado. Presentado como un proyecto de participación ciudadana nadie asistió a conocer los ganadores. Extraña forma de participar quizás propia del mundo virtual. Tampoco concurrieron quienes la promocionaron en las redes sociales.

Con sesiones en horarios inadecuados, reuniones cerradas, ausencia total de la oposición en la tarea de control, falta de planificación, errores en la comunicación, se convierte en un combo especial para alejar de allí cualquier posibilidad de construir cosas importantes.

La autocrítica, el cambio de rumbo y transparentar la gestión son elementos a considerar ya en el futuro,el rol del oficialismo, el rol de la oposición, la articulación de políticas a largo, mediano y corto plazo  para un próximo gobierno, y ya de cara a la campaña electoral del próximo año.

Una sola persona participando en calidad de vecino es el piso, más abajo ya no hay ciudadanía.

Aceptar esta realidad con serenidad, sin enojos, con talante desafiante,  podría ser un buen comienzo.

 

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