Las tiendas de mascotas, los coleccionistas, los zoológicos, los circos y la investigación biomédica son los principales destinos del tráfico ilegal de fauna silvestre en América, delito que por primera vez reúne en Lima a una treintena de países para afrontar de manera conjunta este problema en auge.
En la primera Conferencia de Alto Nivel de las Américas sobre el Comercio Ilegal de Vida Silvestre se buscará un compromiso de afrontar de manera conjunta toda la cadena de comercio ilegal de animales y plantas, desde su caza y recolección hasta su comprador final.
«Esta conferencia es extremadamente importante. Es el primer esfuerzo en reunir a tantos actores gubernamentales y líderes en la temática para aumentar compromisos en cooperación», valoró a Efe Adrian Reuter, coordinador para Latinoamérica en materia de Tráfico de Especies de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS).
Para el especialista, la voluntad política que se demostrará en este foro es el primer paso para que luego se traduzca en acciones y recursos frente a una problema cuya dimensión económica es una incógnita.
La única estimación que se conoce es que el tráfico ilegal de vida silvestre mueve unos 10.000 millones de dólares al año, pero no existen proyecciones sobre la cantidad de animales que se trafican ilegalmente en América.
«Sería deshonesto dar una cifra porque no tenemos la información suficiente. Lo que conocemos es solo la punta del iceberg», precisó Reuter.
Solo existen cifras a nivel nacional, como las de Perú, el país anfitrión de esta reunión, donde entre 2010 y 2018 se han incautado más de 90.000 animales de 342 especies distintas.
Las aves son las especies más comercializadas de manera ilegal con el 56 %, los mamíferos como los monos y primates representan el 28 %, mientras que los reptiles son el 13 % y los anfibios el 3 %.
Entre las aves, los más traficados son los loros y los guacamayos, cuyo precio en el mercado negro ronda los 227 dólares, según el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) de Perú, organizador de la conferencia.
Sin embargo, el precio varía mucho en función de la rareza y el peligro de extinción de la especie. «A más rara y difícil de encontrar, más caro», señaló Reuter.
En Guatemala las aves representan el 74 % de las especies traficadas ilegalmente, siendo los loros casi la mayoría, seguido de mamíferos (15 %), donde destacan los monos araña; y los reptiles (11 %), donde figuran tortugas, iguanas verdes y cocodrilos de pantano.
«Apenas hay registradas 750 guacamayas entre México, Belice y Guatemala y sabemos que al año se comercializan más de 25 crías que son bajadas de los nidos con tres días de nacidas. Las crían por 90 días y luego las venden en el mercado nacional por 1.000 dólares», señaló el oficial de tráfico ilegal de la WCS, Kurt Duchez.
El especialista reveló que últimamente han detectado incluso la exportación de huevos «embrionados» desde Guatemala hacia Nicaragua para luego llevarlos hasta Asia.
Duchez denunció el funcionamiento de mercados legales de tortugas en Estados Unidos cuyos ejemplares proceden del comercio ilegal en Mesoamérica pero que son «lavadas».
También el comercio de crías que son utilizadas para reproducirse y sus descendientes vendidos de manera legal, sobre todo a zoológicos.
Los circos con animales, que todavía funcionan en países como El Salvador, Honduras y Nicaragua, buscan jaguares, leopardos, tigres y leones, pero también guacamayos y monos araña para exhibirlos.
El jaguar es precisamente el emblema de esta reunión que concluye el viernes, pues es el felino más grande de América y está seriamente amenazado por su caza furtiva para comercializar sus partes, especialmente su piel y sus colmillos, que van al mercado asiático, donde se le atribuyen propiedades afrodisíacas.
Entre las propuestas sobre la mesa para reducir el comercio ilegal está reforzar el control de fronteras y aduanas, concienciar a las comunidades locales y combatir mitos como en México, donde al colibrí se le atribuyen propiedades para atraer el amor.
En la conferencia participan representantes de Argentina, Brasil, Bolivia, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay.
También delegados de países de otros continentes que son receptores de esa fauna silvestre como Alemania, Bélgica, Francia, España, Japón, Países Bajos y Reino Unido, entre otros, además de una delegación de la Unión Europea (UE).
(EFE)
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