Tras una carrera de once años abriendo camino a los astronautas al espacio, Hernando Gauto quiere cambiar su lugar de trabajo en la agencia aeroespacial estadounidense por un billete para la próxima misión a la Luna de 2024, lo que le convertiría en el primer paraguayo en pisar el suelo lunar.
El ingeniero medioambiental y aeroespacial se presentará el año que viene a las pruebas de selección para astronautas del programa Artemisa de la NASA, que pretende llevar a los seres humanos de nuevo hasta el satélite de la Tierra, 52 años después de la última misión tripulada.
En una entrevista con Efe, Gauto se mostró confiado en poder avanzar en el proceso de selección, después de haberse presentado ya en tres ocasiones a las pruebas de la agencia americana, en la que participan cerca de 17.000 aspirantes cada dos años.
El ingeniero paraguayo admitió que su currículum de más de una década de trabajo como ingeniero en la NASA, su destreza con los idiomas y sus buenas calificaciones universitarias le sitúan como un buen aspirante para viajar a la Luna.
«Cada vez estoy más cerca y hay más oportunidades de convertirme en astronauta», expresó.
Gauto habla de forma fluida español, inglés, portugués y guaraní (idioma originario de Paraguay), mientras que está estudiando ruso en cursos profesionales y con la ayuda de su esposa, que nació en Rusia.
Su llegada a la NASA está marcada por una historia de trabajo y dedicación, desde que se mudó a Estados Unidos con doce años y comenzó a estudiar en el instituto, hasta que empezó a compaginar sus estudios en la Universidad de Nueva York con varios trabajos.
Durante seis años ejerció como bombero en el estado neoyorquino y se alistó como cadete de las Fuerzas Aéreas, al tiempo preparaba las clases y exámenes de sus dos carreras de ingeniería.
«Para que yo pudiera invertir en mi ambición, tenía que hacer más de lo debido», explicó Gauto, que fue uno de los bomberos que se desplazó en 2005 hasta Nueva Orleans para colaborar con los rescates tras la tragedia del huracán Katrina.
Esta dedicación llamó la atención de la NASA que le reclutó cuando tenía apenas 26 años para que se sumase al equipo de ingenieros que interviene en tareas como el transporte de oxígeno al espacio o el reciclaje de agua.
Gauto admitió que se sintió «como un chico en Disney World» cuando se sumó a la plantilla de la agencia aeroespacial, lo que no le impidió que continuase con su ambición de subirse en una nave para viajar al espacio.
El ingeniero paraguayo destacó la importancia de este nuevo programa espacial que pretende establecer una base en la superficie de la Luna, que facilite las misiones a Marte a partir de la década de 2030.
«El objetivo es llegar a la Luna y quedarse», ratificó el ingeniero, que ve avances en el proyecto gracias al desarrollo del Space Launch System, el cohete más grande hasta ahora construido.
Para Gauto su aspiración a llegar hasta la Luna no consiste únicamente en conquistar el espacio, sino en transmitirlo después a la ciudadanía para concienciarles sobre el riesgo de destruir el hábitat único de la tierra.
Además, busca convertirse en la primera persona de su país en salir al espacio exterior para «motivar a nuestros compatriotas paraguayos, sudamericanos y latinos a que puedan soñar más».
La NASA estima que el retorno de los humanos a la Luna en 2024 podría costar cerca de 30.000 millones de dólares, una cifra bastante similar a la que supuso la misión del Apolo 11, si se ajusta el monto a la inflación.
El plan incluye la participación de compañías privadas y socios internacionales, la construcción de una estación espacial lunar, el descenso de humanos en el polo sur de la Luna dentro de cinco años y la compaginación del proyecto como un ensayo de una futura misión a Marte.
Carlos Villar Ortiga (EFE)
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