Por Elio García
Uruguay suele presentarse como un país moderno en pleno proceso de participación ciudadana. Pero la realidad indica otra cosa. Cocinar los temas entre cuatro paredes es parte del ADN nacional.
En materia de participación a nuestro país le gusta ponerse dentro de los grandes relatos del destino colectivo nacional, de la igualdad de oportunidades, de la capacidad de tolerancia, del gobierno de cercanías. Elementos todos que sirven para encubrir nuestra hipocresía.
La verdad de todo siempre tiene su oportunidad de presentarse y lo hizo en la audiencia pública del Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial de Carmelo y su área de influencia.
Decimos que nos interesa construir participación en la sociedad. En el caso de estudio, seleccionamos sin ningún rigor científico y menos representativo a 18 ciudadanos para que durante más de un par de años se reúnan entre cuatro paredes, sin rendir cuentas a nadie en el mientras tanto y elaboren un plan de ordenamiento.
Curiosamente en todo ese proceso cerrado de elaboración de contenidos a ninguno de los dieciocho se les ocurrió ponerse de acuerdo llegado el momento de presentar el trabajo final a consideración pública.
Contrariamente al sentido común días antes alertaron de cambios en la redacción. No tuvieron oportunidad de ponerse de acuerdo. Sí con esa actitud construyeron los cinco minutos de fama de jugar para la tribuna y ponerse en lugar de los más desposeídos.
Jugar con la gente es triste. Los vecinos de Colonia Estrella fueron a defender lo que cualquier ciudadano deja el alma por ello, su lugar en el mundo, su hogar, su trabajo, su sentido de vida.
¿A qué concurrieron el resto de los participantes? Cada uno tendrá su respuesta, lo que vimos nos hace reflexionar sobre un tema recurrente en este portal. De los temas importantes solo algunos elegidos tienen la posibilidad de hacerse cargo. Cuando lo hacen público, muchas veces nos dejan más dudas que certezas y casi siempre campea la falta de respeto.
Que no hayan dado la cara parte de los 18 integrantes del grupo de trabajo puede considerarse como un desaire. No actuaron como cuerpo, lo hicieron desde sus individualidades y desde allí supongo construyeron un plan de ordenamiento para una ciudad.
Aprovechar una instancia de participación para sembrar divisiones no es una novedad, solo hay que saber mirar para darse cuenta quién es quién.
El conservadurismo, la construcción de relatos de participación vacíos de contenido, la falta de liderazgos locales, meter lío como estrategia no deberían ser obstáculos para imaginar otro escenario posible.
Nuestra ciudad se merece debatir los temas con seriedad, respeto y humildad. Lo merecemos porque somos parte de un espacio en común. Necesitamos gente con compromiso pero con rigurosidad.
Esconder los temas, trabajar a espaldas de la gente, aprovechar y validar institucionalmente algunas instancias que son verdaderos curros para alguna que otra ONG que nos da clases de participación no es el camino.
Asistimos a un fracaso generalizado de la clase política local. Utilizar punteros políticos para meter lío y sacar ventaja no es un buen espejo en donde mirarnos.
Algunos ya no tienen vergüenza.
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