Por Silvia Rodríguez Collazo**
Se acerca una nueva temporada turística y Argentina se encuentra sumergida en una nueva y profunda crisis económica. En este contexto, es razonable que se reduzcan las expectativas sobre la llegada de turistas provenientes de la vecina orilla durante la próxima temporada.
Dada la importancia económica que tienen para nuestro país los servicios turísticos prestados a argentinos, y teniendo en cuenta el impacto previsible que puede tener sobre la economía uruguaya la agudización de la recesión y el importante incremento del tipo de cambio real en Argentina, adquiere singular relevancia analizar la dinámica reciente y evaluar las perspectivas futuras para el sector turístico nacional.
De acuerdo al Anuario Estadístico que publica el Ministerio de Turismo, el conjunto de actividades económicas que se vinculan al turismo significaron en 2017 un 8,6% del PIB, generando 114.300 puestos de trabajo. En dicho año, el conjunto de las actividades primarias alcanzó (agropecuarias y extractivas) representaron el 5,9 % del PIB total. Estas cifras son suficientemente elocuentes y, por sí solas, alcanzan para comprender por qué en esta época del año se realizan esfuerzos para evaluar las perspectivas de la próxima temporada turística.
En el transcurso del año 2018 Uruguay recibió más de 2.300.000 turistas argentinos, Si se consideran los últimos 10 años, 2017 fue un año excepcional en el que visitaron nuestro país 2.660.000 argentinos. Téngase en cuenta que, del total de turistas extranjeros que recibe Uruguay anualmente, aproximadamente el 70% son argentinos. Los turistas provenientes del vecino país nos visitan durante todo el año, pero el mayor flujo de visitantes se concentra entre los meses de diciembre y marzo, cuando llegan más de la mitad del total anual.
De los posibles canales de transmisión de los shocks negativos provenientes de Argentina, el canal financiero y el que involucra el comercio de bienes no parecen plantear dificultades mayores sobre el funcionamiento de la economía uruguaya. Sin embargo, el canal relacionado con las exportaciones de servicios turísticos permanece activo y es el que más preocupación debería plantear.
Fuente: Estimaciones propias en base a datos del MINTUR y DNM.
Si se considera la evolución del componente de tendencia-ciclo del turismo receptivo, indicador que elimina las variaciones no sistemáticas y las de naturaleza estacional, se observa que, luego de un pico de crecimiento en 2011, en los tres años consecutivos siguientes se registraron caídas en la cantidad de visitantes argentinos. Este comportamiento es atribuible a la evolución de la actividad económica y a las restricciones a la compra de divisas impuestas por el gobierno argentino de la época. A partir de 2015 se retomó la senda de crecimiento, expansión que se extendió hasta el año 2017. El levantamiento de las restricciones cambiarias que implementó el gobierno del presidente Macri, sumado al mayor dinamismo del nivel de actividad y, sobre todo, a la existencia de una relación de precios más favorable a Uruguay, determinó que el flujo de visitantes argentinos se incrementara de manera considerable durante 2016 y 2017. Cabe subrayar que en este último año se observó un incremento del número de argentinos que visitaron nuestro país en todos los meses del año, llegándose a un pico histórico, tanto en el número de turistas como en la tasa de crecimiento anual.
La dinámica expansiva se extendió hasta marzo de 2018, pero se revirtió con el inicio de las turbulencias registradas en la economía argentina a partir del segundo trimestre del año. Como era de esperar, los resultados de estos acontecimientos sobre el sector turístico uruguayo fueron significativos. En el transcurso de 2018 se redujo el flujo de turistas argentinos en más de 300.000 y durante la temporada pasada, la llegada de visitantes argentinos se desplomó, registrándose una caída del 40%.
Las perspectivas para el presente año indican que se puede esperar que la reducción del número de turistas argentinos llegue al 26%. Durante el pico estacional, el contingente de argentinos que llegarían en la próxima temporada de verano podría reducirse en un 11% respecto a la temporada pasada.
Desde las elecciones PASO al día de hoy, se han sucedido una serie de eventos que marcan una nueva y convulsa coyuntura económica en Argentina. La reciente instauración de restricciones cambiarias y el clima de incertidumbre predominante, unido al agravamiento de la fase recesiva, configura un panorama poco alentador para el turismo receptivo proveniente del país vecino. Las medidas de restricción cambiaria, que por cierto no son del alcance de las impuestas entre 2012 y 2014 y que restringen la compra de dólares a las personas con un máximo de USD 10.000 por mes, tienen un potencial casi inmediato de afectar la concreción de transacciones inmobiliarias.
En nuestro país, el Ministerio de Economía y Finanzas ha anunciado una serie de medidas de estímulo a la actividad económica, entre las que se reeditan algunas que apuntan a dar beneficios a los turistas. En concreto, se exonera el IVA a los servicios gastronómicos, a servicios para la realización de eventos o fiestas, incluyendo los servicios de catering y al arrendamiento de vehículos sin chofer. Asimismo, se concede un crédito fiscal a los propietarios de inmuebles, el equivalente al 10,5% del importe bruto del precio pactado en arrendamientos temporarios, y se extiende la exoneración de IVA en hoteles. En todos los casos, las medidas promocionales están condicionadas a que las transacciones se realicen con tarjeta de crédito o débito. En principio, se prevé que estos beneficios se mantengan hasta abril de 2020. En las últimas horas se anunció que las inmobiliarias dejarían de actuar como agentes de retención del IRPF, por esta temporada. La redacción del decreto permitirá despejar dudas acerca de la implementación de esta medida, en particular, si refiere a la exoneración del pago del impuesto por parte de los propietarios o si se trata sólo de aplazamiento de la fecha de cobro del mismo.
Adicionalmente, el Ministerio de Turismo, en acuerdo con supermercados de Maldonado y Rocha, diseñó una canasta compuesta por casi 200 productos sobre los que los supermercados se comprometen a igualar los precios de esos productos con los de Montevideo, lo que podría implicar una rebaja de hasta el 10% en los precios de venta al público en los principales destinos turísticos de la costa este. Para reducir los efectos de la diferencia cambiaria se ofrece un descuento del 24% a la carga de combustibles que se pague con tarjeta de crédito o débito en estaciones de servicio ubicadas en un radio de 20 Km de los puestos de frontera de Fray Bentos-Puerto Unzué, Paysandú – Colón y Salto-Concordia.
Difícilmente, este conjunto de medidas logren revertir los efectos de la situación argentina, pero pueden contribuir a moderar los efectos adversos.
La incertidumbre económica y financiera imperante en Argentina dista mucho de haberse disipado y no se debería descartar la posibilidad de que haya más novedades negativas para nuestro sector turístico en los próximos meses. Por ende, la caída de 11% del número de visitantes argentinos proyectada para la próxima temporada debe considerarse como un indicador de la caída mínima que podría registrarse en la actividad del sector.
Referencias
MINTUR (2018) Anuario Estadístico. https://www.gub.uy/ministerio-turismo/politicas-y-gestion/anuarios-estadisticos
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* Entrada escrita para el Blog SUMA de CINVE www.suma.org.uy.
** Economista, Investigadora asociada del Centro de Investigaciones Económicas (CINVE). Investigadora del Instituto de Estadística (IESTA) de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración, Universidad de la República, Uruguay. E-mail: srodriguez@cinve.org.uy
*** Autorizada su publicación por el CINVE en Carmelo Portal.