El primero de los debates entre los candidatos a la presidencia argentina se celebró este domingo con un caliente enfrentamiento por la crisis económica que sufre su país y por las contrapuestas visiones acerca de la política exterior, especialmente por la situación que atraviesa Venezuela.
Celebrado en la ciudad de Santa Fe (noreste), este fue el primer cara a cara presidencial obligatorio en Argentina, bajo el amparo de una ley aprobada en 2016, y contó con la participación de los seis aspirantes a la jefatura del Estado en los comicios del 27 de octubre, a los que el peronista Alberto Fernández llega como favorito según las encuestas.
«Otra vez nos endeudaron, otra vez cerraron empresas, otra vez dejaron a la gente sin trabajo, otra vez empujaron a la clase media a la pobreza, es lo que hacen cada vez que llegan al poder», expresó el líder del Frente de Todos sobre el Gobierno del conservador Mauricio Macri, su principal adversario, a quien en las primarias de agosto superó por 16 puntos y al que acusó varias veces de mentir.
Por su parte, Macri remarcó que si su gestión permitió «modernizar» Argentina, con la construcción de infraestructuras, la mejora de la educación y la batalla contra el narcotráfico, podrá también, si vence en las generales, «arreglar la economía», en recesión desde 2018.
«Pero tres años y medio, casi cuatro (el tiempo que lleva en la oresidencia) es muy poco tiempo para enderezar décadas de políticas erróneas», aseveró el candidato de Juntos por el Cambio, que criticó duramente la herencia económica y de corrupción que asegura recibió del Ejecutivo de Cristina Fernández (2007-2015), ahora candidata a vicepresidenta de Fernández.
«Lamentablemente hemos visto que volvió el dedito acusador, volvió el atril, volvió la canchereada (el aspaviento). El kirchnerismo no cambió. Por más que se oculte o trate de mostrarnos algo distinto, es lo mismo», destacó el mandatario.
En el primero de los dos debates -el siguiente será el domingo próximo en Buenos Aires- participaron también el exministro de Economía Roberto Lavagna; el diputado del Frente de Izquierda Nicolás del Caño, el exmilitar Juan José Gómez Centurión y el economista José Luis Espert.
Además de la economía, la política exterior fue otro de los asuntos que generó mayor controversia.
«Venezuela tiene problemas (…) Pero yo quiero que los venezolanos resuelvan el problema, no quiero intervenir en Venezuela», aseveró Fernández, que señaló que Macri quiere romper relaciones diplomáticas con el Ejecutivo de Nicolás Maduro «para poder intervenir».
«Espero que ningún soldado argentino termine en tierra venezolana», advirtió el peronista.
Antes, Macri dijo que «no puede haber dobles discursos», ya que «o se está con la dictadura o la democracia».
«Argentina debe hacer los máximos esfuerzos para que el dictador Maduro se remueva de su cargo y se convoquen elecciones cristalinas», agregó Espert, quien alertó sobre el Mercosur -que integran Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay- como «una mentira de la apertura económica» de la que «no se puede rescatar nada».
Sobre el acuerdo comercial de ese bloque con la Unión Europea alcanzado en julio pasado tras 20 años de negociaciones, Lavagna -uno de los artífices de la recuperación económica del país tras la grave crisis del 2001- avisó que «puede ser una oportunidad» pero sin que ello conlleve un nuevo «periodo de sumisión» de Argentina.
«Veo que Francia, Austria e Irlanda están diciendo que no lo van a aprobar. No le tengo miedo a la apertura, lo que no voy a permitir es que la apertura se lleve puesto a las industrias y el trabajo argentino», enfatizó Fernández.
El actual mandatario, que presumió de haber sacado el país del aislamiento y haber trabado confianza con los principales lideres del mundo, alegó que el acuerdo permitirá acceder a un mercado de 500 millones de consumidores y mejorar la vida de la gente.
En las dos horas de debate televisado, los candidatos abordaron también temas de derechos humanos, política de género, educación y salud.
Mención especial tuvo la política respecto a las islas Malvinas, archipiélago controlado por Reino Unido desde 1833 y cuya soberanía reclama históricamente Argentina.
La crisis política y social de Ecuador también salió a colación en boca de Del Caño, quién rindió homenaje a «los trabajadores y campesinos indígenas» de ese país «que han muerto» por la represión policial en las protestas contra el presidente Lenin Moreno.
Gómez Centurión centró su discurso en su posición contra el proyecto que busca legalizar el aborto, que en los últimos tiempos ha generado una fuerte polémica.
En el lado contrario, Del Caño indicó que aprobar la interrupción voluntaria del embarazo es «una cuestión de salud elemental».
«Con la legalización le vamos a dar oportunidad a las mujeres pobres que hagan su aborto en condiciones de asepsia, como lo hacen las ricas», continuó Fernández sobre un asunto al que Macri no hizo mención.
En las primarias de agosto, consideradas una gran encuesta electoral de cara a las generales por la decisión de los partidos de no presentar más de un candidato por coalición, el peronista obtuvo el 47,78 % de los votos, seguido por Macri con un 31,79 %.
Lavagna cosechó el 8,14 %; Del Caño el 2,83 %; Gómez Centurión el 2,62 % y Espert el 2,15 %.
La dilatada ventaja de Fernández -muy crítico con la especulación financiera- sobre Macri generó al día siguiente de las primarias fuertes turbulencias en los mercados, con una nueva devaluación que aceleró la escalada de la inflación y agravó la crisis.
(EFE)
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